jueves, 2 de mayo de 2013

La motivación en los estudiantes de Bachillerato

Cuando el alumnado finaliza el cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), una de las opciones académicas que tiene es la de estudiar una rama de Bachillerato. El salto académico que supone el pasar de 4º de ESO a 1º de Bachillerato es muy duro, al igual que pasar de 1º a 2º, estando el alumnado bastante presionado por la selectividad. Puede haber momentos en los cuales el alumnado tenga dificultades para seguir el ritmo de las clases, tenga dificultades para comprender los contenidos, o incluso no les vea mucho sentido. También podemos encontrarnos casos de estudiantes que se han matriculado en esta etapa porque no tienen clara su vocación, y deciden seguir estudiando como una forma de “aplazar” esta decisión a la vez que retrasar su incorporación al mercado laboral, y ahora aún más viendo las dificultades que hay actualmente debido a la actual crisis económica.

Por una razón u otra, el alumnado puede sufrir momentos donde reina la desmotivación. No es extraño encontrarnos a estudiantes que, tras haber aprobado la ESO con unas notas aceptables, tenga dificultades para adaptarse al ritmo que se le exige en Bachillerato. Esto conlleva a que su nota media se vea disminuida e incluso suspenda algunas asignaturas en el primer trimestre, lo cual suele ser frustrante para muchos estudiantes. Y si es el caso de estudiantes que no le ven sentido al Bachillerato, la desmotivación puede aumentar, conllevando a que se planteen en abandonar los estudios.

¿Qué podríamos hacer para prevenir situaciones de desmotivación e intervenir cuando se produzca un caso de desmotivación? Me gustaría aportar una serie de reflexiones personales, fruto de los debates que hemos realizado profesionales de la educación y que en su día fuimos estudiantes de Bachillerato y, por lo tanto, sabemos cómo se pueden sentir muchos de los estudiantes de ahora:

1-Realizar actividades de orientación profesional significativas en 4º de ESO

Es importante que, en 4º de ESO, dediquemos el tiempo suficiente a realizar actividades de orientación académica y profesional. Debemos diagnosticar sus capacidades, intereses y motivaciones, y partiendo de ello iniciar una serie de actuaciones cuyo objetivo sea evaluar y desarrollar la madurez vocacional, diagnosticar y aumentar su nivel de auto-eficacia y su auto-concepto, desarrollar la capacidad para tomar decisiones a través del método “DECIDES”, asesorar sobre todas las posibilidades académicas que tienen una vez finalizada la etapa de ESO, realizar tests de personalidad (16-PF) que se contrasten con tests de intereses vocacionales (Kuder-C) con el objetivo de asesorarles sobre aquellas ocupaciones que puedan adaptarse mejor a sus intereses y analizar si su personalidad es acorde a las exigencias de dichas ocupaciones, fomentar la cultura emprendedora, realizar visitas programadas a centros de formación y/o empleo, trabajar la inteligencia emocional, etc.

El objetivo es asesorar y ayudar al alumnado a saber qué es lo que desea hacer cuando sea mayor, y decidir aquella actividad formativa que mejor pueda satisfacer sus necesidades e intereses, además de orientarles acerca de aquellas necesidades formativas y actitudes que pudiera necesitar mejorar para saber afrontarlas de la mejor manera posible. Esto ayudaría a prevenir a que haya estudiantes que se matriculen sin motivación en esta etapa, lo cual puede ser una dificultad para saber afrontar los retos que le deparará esta nueva etapa.

2-Diagnosticar las necesidades e intereses de nuestro alumnado de Bachillerato

Tenemos que diagnosticar, en nuestra aula de Bachillerato, cuáles son las necesidades, motivaciones e intereses que tiene nuestro alumnado. Se han matriculado en Bachillerato con el objetivo de adquirir una formación y una titulación que les permita, sobre todo, acceder a los estudios superiores, como sería estudiar un grado universitario. Puede que los contenidos que estemos trabajando no logren satisfacer sus necesidades, los encuentren aburridos o simplemente no entiendan el sentido que tiene estudiar un contenido determinado. Por ello, debemos primero diagnosticar estos intereses.

Una posible sugerencia sería que el profesorado-tutor pasara el primer día un cuestionario donde se reflejen cuestiones como las siguientes: Por qué te has matriculado en Bachillerato y en esta rama, qué te gustaría estudiar cuando termines esta etapa, qué es lo que te gustaría aprender a lo largo del curso, cuál es el tipo de evaluación que te gustaría tener y cuál no, qué significa “estudiar” para ti, cómo te definirías como persona, cuáles piensas que son tus virtudes y cuáles tus dificultades, etc. Posteriormente, debemos organizar una asamblea en clase para contrastar diferentes puntos de vista, principalmente referidos a las necesidades e intereses. Esto nos ayudará a enfocar las asignaturas de forma que respondamos a dichos intereses.

Vamos a suponer que estamos en el Bachillerato de “Ciencia e Ingeniería”, y tenemos a un importante grupo de estudiantes que desearían estudiar el Grado en Ingeniería Informática. Para ello, podemos intentar plantear en clase ejemplos de problemas relacionados con ingeniería informática, y justificar cuál es la utilidad de trabajar dicho contenido para estudiar Ingeniería Informática. En general, es importante en todo momento justificar todo lo que hacemos, incluso en áreas como Filosofía o Historia donde, para el tipo de alumnado del ejemplo que hemos puesto, pueda resultarles algo lejano. Por ejemplo, la Filosofía puede ayudarles a desarrollar la capacidad para reflexionar y analizar el comportamiento de los seres humanos en torno al uso de los ordenadores, y pensar en crear proyectos informáticos que puedan satisfacer a las personas.

3-Renovar las metodologías de enseñanza-aprendizaje, por unas más constructivistas

La metodología de enseñanza-aprendizaje puede resultarles aburrida. En general, el Bachillerato no destaca por sus contenidos actitudinales, y ni siquiera se trabaja a partir de competencias básicas como se realiza ahora en las enseñanzas obligatorias. La cantidad de temario a estudiar y aprender es elevada, y a un ritmo que puede resultarles agobiante. Es por ello que aquellos estudiantes con más dificultades o que vinieron con lagunas de la ESO puedan sentirse más desmotivados. Por ello, plantearía enfocar una enseñanza más constructivista.

Desarrollar una metodología basada en la investigación, la búsqueda de información, el análisis, el contraste de puntos de vista, el trabajo cooperativo y el desarrollo de proyectos donde combinen conocimientos y creatividad, puede resultarles más motivadora, entretenida y a la vez conseguir que aprendan de forma significativa y relevante. En Andalucía existe una asignatura llamada “Proyecto integrado” que intenta aplicar estos principios, pero sería más significativo integrar esta metodología en todas las áreas del currículo.

El profesorado debe diagnosticar las concepciones que presenta su alumnado con respecto a la asignatura y temas concretos que va a trabajar. Puede partir desde cuestionarios hasta asambleas. Posteriormente, sería conveniente dividir al grupo-clase en pequeños grupos heterogéneos, a ser posible cambiando su composición en cada proyecto para aumentar la calidad de las relaciones interpersonales que se produzcan entre ellos-as, y cada grupo debería desarrollar un proyecto. Cada grupo tendrá un tema, pero siempre conectado con la temática que se esté trabajando en ese momento. Por ejemplo, si estamos estudiando Historia del Mundo Contemporáneo, un tema posible a trabajar sería “La Revolución Industrial”. Un grupo podría realizar un proyecto basado en la revolución agraria, otro grupo un proyecto basado en la revolución de los transportes, otro grupo sobre el nuevo modelo de organización de trabajo en las fábricas, etc. Se les plantearía investigar, explicar los antecedentes y lo que pasó después, entender la importancia de esta etapa histórica para entender la situación actual de nuestro país y del mundo, reflexionar sobre ella, e incluso proponer alguna propuesta de investigación. El alumnado desarrollaría el proyecto partiendo de las orientación que el docente les daría. El docente les podría asesorar aportándoles material bibliográfico, recursos interesantes de la Red, debatir algunas cuestiones que surjan, etc. Todos los grupos expondrían su proyecto de la manera que quisieran, realizándose una “evaluación entre iguales”, donde todos los compañeros-as evalúan las aportaciones de todos-as sus compañeros-as, aportándoles sugerencias para mejorar y valorando el esfuerzo realizado.

Posteriormente podría realizarse una prueba de ensayo donde el alumnado reflexione sobre los aprendizajes realizados, piense cómo podría mejorar su actitud en la asignatura, y qué debería de repasar más a fondo. No sería conveniente evaluarles a través de exámenes donde se les pida la memorización de todos los contenidos. En primer lugar, este tipo de exámenes es una de las causas por las que muchos estudiantes deciden huir de estudiar niveles superiores o estén desmotivados a lo largo del curso, debido al esfuerzo mental que supone a la vez que, al final, se le irán olvidando esos conocimientos. El alumnado es consciente de ello, y por lo tanto consideran que es un esfuerzo que solamente les valdrá para obtener una calificación numérica. En lugar de esto, es mejor plantearles trabajos de ensayo, mapas conceptuales donde esquematicen todo, resolución de problemas donde tengan que aplicar todos sus aprendizaje, prácticas de laboratorio, etc. Es importante que el alumnado esté activo en su proceso de aprendizaje.

4-Dispone de una hora semanal de tutoría lectiva en Bachillerato

La acción tutorial es fundamental para establecer una relación profesorado-alumnado que permita diagnosticar dificultades, preocupaciones, motivaciones y conflictos dentro del grupo. Cierto es que la acción tutorial se debe desarrollar continuamente y por todo el profesorado, aunque cada grupo-clase disponga de un docente-tutor asignado. Pero sería importante disponer de una hora semanal donde cada docente-tutor pueda reunirse con todo su alumnado para debatir cuestiones que les preocupen. El docente-tutor puede ayudar a motivar a sus estudiantes cuando estén pasando por malas rachas, donde tengan muchos exámenes y deberes y sea necesario aumentar su motivación y autoestima. Dialogar entre todos-as para desahogarse, plantear cuestiones sobre temas que les preocupen, resolver conflictos que hayan surgido durante la semana contando con la ayuda del delegado-a del grupo-clase, plantear sugerencias, realizar actividades de relajación, trabajar técnicas de estudio, realizar actividades de orientación profesional, etc. Es un momento donde todos-as podemos relajarnos y expresar nuestras emociones, y poder ayudarnos entre todos-as a superar nuestras dificultades y aumentar, poco a poco, nuestra motivación.

El orientador-a del centro puede incorporarse en algunas ocasiones para ayudarles. Una adecuada atención psicológica puede serles útil para aumentar su motivación. Un reciente caso que tenemos en otro sector es el de la UD Las Palmas, equipo de fútbol de la Segunda División Nacional. Comenzaron la temporada con muy malos resultados, y el equipo directivo decidió contratar los servicios de un equipo de psicólogos. Pues bien, dicha atención psicológica les ha influido para que sus resultados progresen y estén ahora peleando por los puestos de ascenso directo. También existen en el ámbito laboral, así que, ¿por qué el tutor-a y el orientador-a no podrían hacer lo mismo? Si motivamos a nuestro alumnado y les transmitimos que tenemos expectativas positivas sobre sus capacidades y posibilidades, podría producirse un “efecto Pigmalión” que influyera en su rendimiento y en sus resultados. Hay que evitar, sin embargo, no transmitir que tenemos unas expectativas demasiado elevadas, ya que podrían agobiarse y frustrarse si no consiguen satisfacer dichas expectativas.

El problema sería encontrar un hueco dentro del horario semanal para poder desarrollar la hora de tutoría lectiva. Una sugerencia que a algunos se les ocurre sería eliminar la asignatura de Religión, incluyendo su alternativa, de la etapa del Bachillerato, y dedicar esta hora semanal al desarrollo de la tutoría lectiva. A cambio, podría ofrecerse, como actividad extraescolar, talleres donde se trabaje la fe cristiana y sus valores, entre otros temas relacionados.

5-Crear una plataforma virtual propia del grupo-clase con Moodle

El alumnado puede tener dudas en cualquier momento, o necesitar trabajar a distancia con alguien. Podríamos instalar la plataforma Moodle en nuestro grupo-clase y agregar a todo el alumnado. En los foros de discusión, podrían debatir algunas cuestiones que les preocupan, consultar dudas, apoyarse los unos a los otros, resolverse dudas entre ellos-as y contando con la participación del profesorado, chatear entre ellos-as, enviar algunas tareas al docente, proponer talleres donde el alumnado trabaje a distancia, subir materiales telemáticos y audiovisuales que el alumnado podría consultar para entender algunos conceptos (por ejemplo, un vídeo que muestre el proceso de la mitosis celular), etc. Sobre todo debemos aprovechar las posibilidades comunicativas de estas plataformas, creando una “comunidad de aprendizaje” donde todos-as aprenden de todos-as, ya que todos-as son personas que tienen algo valioso que aportarnos. Para motivar su uso, el docente podría valorar positivamente la participación en la plataforma, subiéndoles la nota para así ayudarles a subir la media.

6-Colaboración de las familias de los estudiantes con el profesorado-tutor

Es cierto que, a veces, hay estudiantes que pueden sufrir presiones por parte de sus padres y madres con respecto a las notas. Hay padres y madres que desean que sus hijos-as obtengan muy buenos resultados académicos pensando en su bien, o que en momentos difíciles no sepan cómo motivar a su hijo-a. Algunos, por desgracia, les amenazan con sancionarles si no obtienen buenos resultados, lo que conlleva a aumentar su desmotivación. A nadie le gusta hacer algo, incluso gustándole, pero a cambia recibir duras sanciones si no consigue los objetivos a corto o medio plazo. Cierto es que puede haber estudiantes que se distraigan de sus estudios y no le dediquen el tiempo necesario porque prefiere realizar otras actividades más entretenidas y placenteras (salir con los amigos-as o con la parejita, jugar a los videojuegos, conectarse a las redes sociales virtuales, jugar al baloncesto con su pandilla, sestear en exceso, ver la televisión toda la tarde, etc.), y por ello necesitan un mayor control, pero por otro lado tenemos a estudiantes interesados y preocupados por su futuro académico, y que se esfuerzan pero tienen dificultades para conseguir los resultados deseados. Además de intentar siempre diagnosticar estas dificultades para intervenir sobre ellas, es importante que la actividad motivadora que hagamos desde las aulas no se vea contradecida por la actividad que realicen las familias con respecto a este hecho. Por ello, es conveniente convocar a los pares y madres a tutorías periódicas para debatir estos temas y plantear, juntos-as, una intervención dirigida a motivar a sus hijos-as. Aunque tengan dificultades, es importante no privarles de sus ratos de ocio con motivo de desconectar de sus obligaciones académicas. No debemos olvidarnos que son jóvenes, y que tienen que desarrollar sus necesidades afectivas y sociales. Es bueno asesorarles sobre cómo dialogar con sus hijos-as sobre los estudios y sus dificultades, como motivarles de forma intrínseca, mantener unas expectativas adecuadas, ayudarles y dejarle, principalmente durante el fin de semana, un tiempo para el ocio.

Conclusiones

Podríamos abordar más temas y seguir profundizando, pero por el momento vamos a establecer unos criterios iniciales. En general, la comunicación entre alumnado, profesorado y familias es fundamental para conseguir mantener un nivel positivo de motivación en el alumnado, y sobre todo justificarle el esfuerzo que está haciendo y debe hacer, pensando en los beneficios que tiene el seguir luchando contra las dificultades. En el aula se podrían trabajar más en técnicas y hábitos de estudio que poco a poco el alumnado debería consolidar, y desarrollar una acción tutorial que permita, en todo momento, que el alumnado se dirija al profesorado para consultarle sus dudas e inquietudes. Si se siente a gusto en el centro educativo, es otro factor para que siga motivado. Luego tendríamos que analizar la calidad de las relaciones interpersonales que tenga dentro del aula. Un test sociométrico con el posterior sociograma realizado podría ser útil, ya que hay estudiantes que pueden estar desmotivados debido a que no se siente incluido dentro del grupo-clase o incluso sufre acoso escolar. Se recomienda en todo momento analizar cómo se encuentra el alumnado a nivel académico, social, afectivo y familiar para posteriormente analizar su influencia en sus niveles de motivación.

lunes, 1 de abril de 2013

La necesidad de crear un Grado en Psicopedagogía y un Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos

A lo largo de este curso es probable que la titulación de la Licenciatura en Psicopedagogía se extinga para siempre. Psicopedagogía ha sido siempre una titulación de 2º ciclo para aquellos diplomados en Magisterio o Educación Social, o aquellos que hubieran cursado el 1º ciclo de Pedagogía o Psicología. Esta será la última promoción que salga de psicopedagogos. ¿Qué pasará ahora? ¿Se va a convertir en un Posgrado, o en un Grado? No lo sabemos aún. El caso es que a nivel andaluz no sabemos aún lo que pueda ocurrir con Psicopedagogía. El hecho de que todavía no haya nada claro con Psicopedagogía es señal de que esta especialidad está siendo subestimada por el país. Consideramos que lo mejor sería crear un Grado en Psicopedagogía, al mismo nivel que se encuentran las titulaciones de Maestro, Educación Social, Pedagogía y Psicología.

La especialidad de Psicopedagogía profundiza en muchos contenidos que otras titulaciones no profundizan tanto, y son en aquellos aspectos psicológicos que pueden influir en el desarrollo educativo de las personas y en su futuro académico y profesional. Basta con hacer una comparación entre las asignaturas de Pedagogía y Psicopedagogía. La segunda profundizaba más en contenidos relacionados con el Diagnóstico y la Educación Especial (ahora más conocida como “Atención a la Diversidad” dentro de las instituciones educativas) y también recogía contenidos propios de la carrera de Psicología que eran útiles para ayudar al diagnóstico de posibles necesidades educativas del alumnado. Por ejemplo, evaluar la personalidad del alumnado nos puede ayudar a diagnosticar algún trastorno psicológico, descubrir posibles actividades que pueden estimular su desarrollo personal o incluso diagnosticar algunas lagunas en actitudes que son fundamentales para desenvolverse en la vida cotidiana, como lo son las habilidades sociales y la actitud positiva para establecer relaciones interpersonales, entre otras. Bien, combinando contenidos de Pedagogía, Magisterio, Psicología y Educación Social, nos permitirá crear una titulación de cuatro años que permita, gracias a la interrelación entre todos los contenidos de las diferentes áreas, que futuros psicopedagogos estén preparados para realizar todas las tareas a las cuales su titulación les da derecho a realizar.

Dicho esto, ¿cuáles son las principales ramas que deberíamos trabajar en el área de Psicopedagogía, que sirvan de referencia para la creación de asignaturas?

  • Didáctica General: Orientaciones para el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje dentro de las aulas.
  • Diseño, desarrollo e innovación del currículo.
  • Bases metodológicas para la investigación educativa.
  • Diagnóstico en los centros educativos y en las aulas.
  • Atención a la Diversidad: Diagnóstico e intervención educativa para las diferentes necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE): Necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad (visual, auditiva, motriz, cognitiva, etc.), trastornos del desarrollo (TDAH, autismo, Síndrome de Asperger, problemas afectivos, etc.), dificultades de aprendizaje (dislexia, disgrafía, disortografía, discalculia, etc.), altas capacidades intelectuales, incorporación tardía al sistema educativo, etc.
  • Acción tutorial. Resolución de conflictos. Cultura de paz y Convivencia. Temas transversales.
  • Orientación académica y profesional.
  • Evaluación de programas educativos.
  • Teorías e instituciones contemporáneas de la educación.
  • Sociología de la Educación.
  • Psicología de la Educación y el Desarrollo en Edad escolar.
  • Psicología Social.
  • Psicología de la personalidad.
  • Procesos psicológicos básicos.
  • Psicopatología escolar.
  • Atención Temprana.
  • Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) aplicadas a la educación. Educación Mediática.
  • Elaboración de recursos y materiales didácticos.
  • Organización, dirección y gestión de centros educativos.
  • Creación de gabinetes psicopedagógicos.
  • El psicopedagogo en los departamentos de Recursos Humanos.
  • La educación no formal y la animación sociocultural.
  • La formación profesional para el empleo y la inclusión sociolaboral.
  • Educación permanente y educación de adultos.
  • Practicum

Como queda reflejado, no se trata de centrar la labor del psicopedagogo en los centros educativos de enseñanza reglada, como habitualmente se ha ido realizando en las universidades, sino de analizar todas las posibles aportaciones que puede realizar el psicopedagogo en todas las áreas posibles, al menos una visión general que le permita luego profundizar con una especialización (por ejemplo, un Posgrado). En cuanto al Practicum, el estudiante puede escoger diferentes tipos de instituciones para realizar que desarrollen servicios educativos relacionados con las ramas que se han mencionado anteriormente, incluyendo dentro de la propia universidad. La propuesta ideal sería que el estudiante se incorporase a la institución para trabajar junto a los profesionales que están allí, siendo tutorizados por éstos o al menos uno de los trabajadores. El objetivo es conocer cómo funciona por dentro una de estas instituciones (por ejemplo, el departamento de orientación de un Instituto de Educación Secundaria), y viva el día a día de un psicopedagogo en dicho trabajo. En el trabajo (pudiéndose corresponder con el Trabajo Fin de Grado) que deba entregar contenga los siguientes apartados:

  • Análisis de la práctica diaria del psicopedagogo en la institución donde haya realizado sus prácticas.
  • Proyecto de investigación o de intervención psicopedagógico (aunque habitualmente están relacionados) personal del estudiante, realizado en el centro de prácticas.
  • Programación anual de actividades del psicopedagogo en el centro de prácticas (por ejemplo, si estuviese en un Instituto de Educación Secundaria, pues la programación anual de actividades del Departamento de Orientación).

La cuestión es que el futuro psicopedagogo reciba una formación que presente un adecuado equilibrio entre teoría y práctica, de modo que siempre se parta de una buena teoría para realizar una buena práctica. En ningún momento el psicopedagogo se entromete en las labores propias de los pedagogos, psicólogos, educadores sociales o maestros. Cada uno de estos profesionales debe tener claras cuáles son sus funciones, evitándose así que se den casos de “intrusismo profesional”. Precisamente para dejar establecidas estas funciones y defender los derechos de los psicopedagogos, se considera fundamental crear en Andalucía un Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos, como ya existe en otras comunidades autónomas como Madrid o Cataluña. Cierto es que se ha intentado durante los últimos años, por ejemplo desde la Universidad de Granada, crearlo, pero por el momento la idea aún sigue en fase de maduración. ¿Cuáles son las funciones que podría tener disponer de un Colegio Oficial?

  • Defender la importancia que tiene nuestra profesión en la sociedad y dignificarla.
  • Representar y defender los intereses generales de la profesión y de sus profesionales.
  • Evitar el intrusismo profesional y la competencia desleal.
  • Defender los intereses profesionales de los colegiados.
  • Velar para que la actividad profesional se adecue a los intereses generales.
  • Velar por el adecuado nivel de calidad de las prestaciones profesionales de los colegiados y promover la formación y perfeccionamiento de los mismos.
  • Velar por la ética profesional.
  • Establecer baremos de honorarios (de carácter orientativo).
  • Organizar cursos de formación permanente para pedagogos y psicopedagogos, incluyendo reuniones científicas.
  • Colaborar con las Universidades en la elaboración de los planes de estudio y desarrollar las actividades necesarias para facilitar el acceso al ejercicio profesional de los nuevos colegiados.
  • Asesoramiento en la creación de empresas de actividades psicopedagógicas (ej: gabinetes psicopedagógicos).
  • Creación de una biblioteca de recursos bibliográficos, webgráficos y multimedia, de apoyo para los pedagogos y psicopedagogos.
  • Creación de una red social donde los pedagogos y psicopedagogos puedan mantenerse en contacto e intercambiar dudas, materiales, opiniones, e incluso buscar compañeros de profesión para realizar proyectos en común, o buscar aliados o personas para emprender un nuevo proyecto.

Podríamos profundizar más en este tema, pero nos conformamos en principio con dar estas orientaciones sobre la importancia de que siga existiendo una titulación universitaria de Psicopedagogía y dar unas orientaciones sobre el contenido que deberían recoger los planes de estudios de las universidades, y conocer por qué es importante que, de una vez por todas, creemos un Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos en Andalucía. Es importante además que, desde las universidades, se oriente a los estudiantes sobre todas las posibles salidas académicas y laborales que tienen, una vez finalizado el Grado. Actualmente existe mucha desorientación en ese sentido, y la mayoría de los licenciados optan por presentarse a las Oposiciones de Orientación educativa, y aunque cierto es que es una magnífica salida por lo enriquecedora que resulta para nuestro desarrollo profesional, tiene el inconveniente de que cada vez son menos las plazas que se ofertan. De hecho, cabe señalar que, en el caso de Andalucía, no se ofertaron plazas para esta especialidad en 2012, lo cual debe llevarnos a la reflexión de que, teniendo en cuenta que competimos contra licenciados en Pedagogía y Psicología, debemos más que nunca difundir todas las posibles salidas profesionales, orientar sobre posibles estudios de Posgrado y cursos de especialización que pueden realizar, posibles ramas de investigación que pueden escoger para sus estudios de Doctorado (para aquellos que puedan estar interesados en desarrollar una carrera universitaria), y sobre todo, fomentar la cultura emprendedora.

viernes, 1 de marzo de 2013

La enseñanza en etapas obligatorias de habilidades relacionadas con el emprendimiento

La dramática crisis económica ha llevado a que muchas familias estén pasándolo mal debido a que no obtienen suficientes ingresos para cubrir sus principales necesidades básicas. El número de personas en edad de trabajar que se encuentran sin trabajo sigue aumentando, y no sabemos con certeza cuándo cesará este trágico fenómeno. Las tasas de desempleo juvenil en España superan el 50%, frustrando las aspiraciones de jóvenes que en su día iniciaron un proyecto de vida y ahora mismo se encuentran estancados por culpa de esta crisis económica que no han causado ellos. Muchos jóvenes se encuentran deprimidos porque no saben cómo pueden salir de esta situación. Se encuentran desorientados.

Andalucía presenta múltiples servicios destinados a la orientación de las personas para su inserción laboral. Además de los Servicios de “Andalucía Orienta” que se ocupan de acompañar a las personas en su proceso de inserción laboral y de la amplia gama de formación complementaria que se oferta dentro de los cursos y módulos de “Formación Profesional para el Empleo”, se encuentran los Centros de Apoyo al Desarrollo Empresarial (CADE) que tienen el objetivo de asesorar a aquellas personas que deciden emprender su negocio y acompañarles durante su marcha, entre otras posibilidades. No es el objetivo exponer todas las posibilidades que existen en nuestra comunidad autónoma, sino de reflexionar sobre cómo podemos ayudar a nuestros jóvenes, desde las etapas de enseñanza obligatoria, a saber reaccionar cuando desde la sociedad no existe la suficiente demanda de empleo propuestas desde terceros, desde las ofertas públicas de empleo (oposiciones a policía, guardia civil, docencia, personal sanitario, administrativo, justicia, etc) hasta las ofertadas por terceros desde el ámbito privado.

En los últimos meses, está surgiendo un concepto denominado “emprender”. Se anima a todas las personas a que intenten crear su propio negocio y a aventurarse en el siempre complicado mundo empresarial. Puede darse el caso de que haya personas que no sepan cómo empezar este proceso. No se trata de darles cursos de creación empresarial a nuestros adolescentes, ya que no es el momento para ello. Sobre todo en las enseñanzas obligatorias, tenemos que desarrollar en el alumnado una serie de competencias básicas que les permitan desenvolverse de forma adecuada ante las diferentes situaciones de la vida cotidiana. Y, dentro de estas enseñanzas, se encuentra el desarrollo de habilidades y actitudes positivas que nos permitan emprender caminos y desarrollar nuestra futura vida. La pregunta que habría que responder aquí sería la siguiente: ¿Qué nos puede aportar la teoría del espíritu emprendedor para el desarrollo personal de nuestro joven alumnado?

Cuando tenemos la necesidad de emprender, es importante que nos surja una idea. La creación de ideas es una habilidad que recoge las siguientes características: creatividad, iniciativa, imaginación, análisis e interacción con la realidad, investigación, etc. Son actitudes que son necesarias desarrollar en los centros educativos. Y dentro de la creación de ideas, podemos introducir el concepto de “innovación”. Innovar significa cambiar la manera en que se hace algo con el objetivo de producir mejoras que puedan satisfacernos a todos y todas. La innovación es una cualidad transversal que se aplica a todos los ámbitos de nuestra vida. Una persona puede innovarse a sí misma haciendo un cambio en su estilo de vida que le traiga satisfacción personal a la vez que mejoras en su salud y bienestar. Los conceptos “idea” e “innovación” son útiles en las teorías del emprendimiento, así que, ¿cómo podemos trabajarlos en nuestra aula? La creación de ideas puede trabajarse en torno a resolver un problema de la sociedad: problemas medioambientales, problemas económicos, necesidad de atraer turistas a nuestro pueblo, necesidad de ayudar a personas que se encuentran en riesgo de exclusión social y educativa, etc. ¿Qué podemos hacer? Aquí entrarían los conceptos de “idea” e “innovación”. Que el alumnado construya proyectos que recojan ideas para resolver problemas de la sociedad y sepan planificar su puesta en marcha en una habilidad transversal que se aplica en cualquier situación de nuestra vida. Por ejemplo, una persona puede necesitar crear un proyecto de vida que le permita mejorar la situación dramática en la que se encuentre y le ayude a mejorar como persona. Un proyecto que, por ejemplo, contengan objetivos (a corto, medio y largo plazo) relacionados con su propia formación, sus relaciones sociales, sus relaciones familiares, su salud y bienestar, etc., y necesite planificar una serie de tareas que le permitan mejorar su situación. Son solo algunos ejemplos acerca de la trascendencia que tiene la enseñanza de estas habilidades en los centros educativos.

Otra habilidad interesante que nos aportan estas teorías del emprendimiento es la capacidad de crear un equipo de trabajo que trabaje en torno a un proyecto. Aquí entran muchas interesantes habilidades: Trabajo en equipo y cooperación, coordinación, toma de decisiones, habilidades sociales, etc. Una empresa funciona gracias al trabajo cooperativo entre todos sus miembros. Todos son miembros que aportan sus habilidades y conocimientos para desarrollar el proyecto, y se ayudan entre sí y se aportan sugerencias con el objetivo de mejorar. Las habilidades de iniciativa y liderazgo, entre otras, también tienen aquí cabida. ¿Cómo podemos desarrollar esto en las aulas? Afortunadamente, se están llevando a cabo proyectos donde se potencia la capacidad investigadora de nuestro alumnado, desde la asignatura de “Proyecto Integrado” en el Bachillerato (ya dentro de la enseñanza post-obligatoria) hasta programas como “Andalucía profundiza”. No obstante, podríamos intentar plantear metodologías de enseñanza-aprendizaje basadas en las teorías pedagógicas del constructivismo, donde se incluyan metodologías como el “aprendizaje basado en problemas” y el “aprendizaje tutorizado”. En estas metodologías, el alumnado trabaja en pequeño grupo en torno a un problema o cuestión planteada, y la cooperación entre ellos, con el oportuno asesoramiento del profesorado, es fundamental para conseguir sus objetivos. Además de que el aprendizaje resulta ser más significativo al partir de sus concepciones y que ellos mismos van descubriendo el conocimiento, desarrollan habilidades esenciales que les servirán en la vida cotidiana. Habilidades que entran dentro de las teorías del emprendimiento, y que son útiles.

Como ya se ha expuesto anteriormente, no se trata de enseñarles a crear proyectos de empresa. No obstante, debemos enseñarles a ser capaces de sacarle partido a todos sus conocimientos. En la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, dentro del Plan de Orientación y Acción Tutorial (POAT), se hace especial hincapié en la orientación académica y profesional al alumnado. Aquí se les debe orientar acerca de todas las salidas académicas y laborales que tienen una vez finalizada la escolaridad obligatoria. Tenemos que ayudarles a crear su proyecto de vida. Sería recomendable ayudarles a explorar sus intereses, su vocación y, en general, qué les gustaría ser de mayores y ayudarles a conseguir sus objetivos. No soy partidario de incitarles a los estudiantes a estudiar aquello que esté demandado en el mercado laboral como remedio para combatir el paro, ya que la sociedad y las necesidades están en continua evolución, además de que no es satisfactorio a nivel personal dedicarse a algo que no nos agrade, aunque obtengamos ingresos económicos aceptables. El objetivo es asesorarles para dedicarse a lo que les gusta, y orientarles sobre cómo pueden emprender proyectos en base a su formación. Por ejemplo, quien desee ser ingeniero informático puede unirse a otro grupo de ingenieros para crear su propia empresa, o quien desee ser psicólogo puede montar su propia gabinete junto a otros colegas, y siempre intentando introducir algo innovador y creativo que pueda atraer tanto a sus futuros “clientes” como a responder a las necesidades de la sociedad.

El desarrollo de este espíritu emprendedor se transfiere a otros contextos. Por ejemplo, uno puede querer emprender un proyecto cinematográfico o artístico, y partiendo de la idea, va poco a poco creando su proyecto hasta que da a la luz y lo presenta ante el público. Y poseer este espíritu emprendedor puede resultar más motivador para el alumnado que ahora está realizando estudios post-obligatorios y superiores. La situación actual del país puede dar lugar a situaciones de estrés, desesperación y desmotivación en nuestros jóvenes, pensando que todo sería más fácil en cuanto tuvieran sus estudios completados. Si tienen actitudes emprendedoras desarrolladas, junto a las posibilidades formativas y de asesoramiento que existen en nuestra comunidad autónoma, nuestro alumnado se encontrará preparado para combatir esta situación dramática y poder dedicarse a aquello que le gusta.