domingo, 1 de septiembre de 2019

Guía con el proceso a seguir a la hora de estudiar una materia y preparar los exámenes de dicha materia


Muchas personas tienen dificultades para poder planificar la preparación de los exámenes y el estudio de las diferentes materias de una manera que le resulte significativo y le permita aprovechar cada minuto que le dedique al estudio. ¿Cuál podría ser el proceso a seguir para comenzar a estudiar un tema de cualquier materia y preparar los exámenes? Este proceso vale para cualquier etapa educativa (educación primaria, educación secundaria, bachillerato, formación profesional, universidad...). Puede trabajarse en cualquier proyecto de intervención dirigido a trabajar las técnicas de estudio en el alumnado.

1-Leer el título del tema o apartado que se va a leer y preguntarse a sí mismo:
  1. ¿Qué es lo que sé sobre este tema?
  2. ¿He tenido alguna experiencia previa en relación a este tema?
  3. ¿Di algo sobre ello en el instituto, o al menos algo que esté directamente relacionado?
2-Comenzar a leer, y buscar en el diccionario o en Internet (en caso de ser una demasiado específica) aquellas palabras que desconozca o no entienda. Crear un glosario con ellas, explicándolas con tus palabras pero a la vez conectándolo con la jerga correspondiente.

3-Coger un lápiz y subrayar cuáles considero que son las ideas más importantes, y anotarlas en el margen. Puede ser útil emplear diferentes colores, uno para las principales y otro para las secundarias.

4-Una vez que haya terminado de leer un apartado, hacer un mapa conceptual en un margen o en una hoja aparte donde ponga en relación todas las ideas extraídas. En algunos casos, puede requerir realizar otro tipo de esquema más específico, como un cuadro comparativo, tablas y gráficos estadísticos o mapas de secuencias (cronologías o fases, típicos en las materias de ciencias). Escoger la técnica de organización más adecuada para cada caso.

5-Sobre ese apartado, realizar una representación gráfica o visual que permita representar el fenómeno científico explicado. En caso de no saber visualizarlo, buscar en Internet ejemplos (fotos, gráficos, vídeos en Youtube...).

6-Intentar pensar en ejemplos prácticos para conectar el contenido trabajado, o buscarlos en la red. En caso de que haya ejercicios o problemas, intentar hacerlos. Corregirlos, sea con el material docente que se aporte o buscando ejemplos en la red o en la biblioteca. Las fórmulas deben aparecer conectadas dentro del mapa conceptual e incluso luego se puede hacer, aparte, un glosario con todas las fórmulas necesarias.

7-Hacernos preguntas sobre lo que estamos estudiando y aprendiendo. Intentemos buscar las respuestas.

8-Avanzar con el siguiente apartado. Hacerse las siguientes preguntas:
  1. ¿Qué creo que voy a aprender en este apartado?
  2. ¿He tenido alguna experiencia previa en relación a este tema?
  3. ¿Di algo sobre ello en el instituto, o al menos algo que esté directamente relacionado?
  4. ¿Qué conexión existe entre este apartado y el anterior?
9-Seguir el mismo procedimiento. Realizar un esquema general para todo el tema, enlazando las ideas claves de todo el tema en un gran mapa conceptual.

10-Comencemos ahora la fase de estudio. Se recomiendan los siguientes consejos:

  1. Comenzar primero haciendo una lectura tranquila de todos los apuntes realizados. Este repaso es fundamental para reactivar los aprendizajes que obtuvimos cuando estuvimos trabajando los materiales.
  2. Intentar memorizar las palabras claves y explicar, de manera escrita, oral o mental, las relaciones existentes entre ellas y su conexión con la realidad.
  3. Resolver ejercicios prácticos de aplicación de la teoría o problemas donde, además, se deban aplicar fórmulas. Contrastar resultados y realizar una evaluación metacognitiva de estos resultados. Cuando hablamos de metacognición, nos referimos a “pensar sobre lo pensado”, es decir, justificar el resultado obtenido en contraste con la teoría y valorar si éste tiene sentido. En caso negativo, habrá que revisar todo. Si hay dudas, anotarla y preguntarlas en clase o en los foros de la plataforma virtual que posea la materia en cuestión, en caso de tenerla.
  4. Repasar siempre los temas. Por ejemplo, si en un examen entran cinco temas, pues una vez estudiado el tema 1, pasamos al 2, y una vez finalizado el 2, releer el tema 1 para refrescar las ideas. Y cuando pasemos al 3, estudiarlo y al finalizar pues repasamos los temas 1 y 2. Así con todos. Conviene siempre, al repasar los temas, justificar de nuevo las relaciones entre las propiedades e incluso entre los contenidos de todos los temas (muchas veces, en temas anteriores se estudia una base que luego se utiliza en temas posteriores) para reforzar la comprensión lectora y el aprendizaje significativo y relevante. Al finalizar el temario, conviene hacer un “macroesquema” donde sintetices y relaciones las ideas más fundamentales de cada tema.
  5. Si existe la posibilidad de obtener exámenes de años anteriores o más ejercicios, hacerlos por tu cuenta a modo de entrenamiento. De esta manera, sabrás a lo que vas a enfrentarte en el examen, eliminando situaciones de incertidumbre en cuanto a la forma del examen se refiere. En caso de que haya preguntas tipo test es muy útil para entrenar.
  6. Si durante el proceso de estudio, surgen pensamientos o actitudes negativas como las descritas anteriormente (por ejemplo, que pase de seguir esforzándose o tire la toalla), plantear técnicas para “interrumpir el pensamiento”. Podemos escoger un método de interrupción, por ejemplo, una palmada o decirnos “STOP” a nosotros mismos mentalmente (si no queremos llamar la atención de los demás) y decirnos algo más agradable, y retomar la actividad de estudio. Esos pensamientos negativos serán sustituidos por pensamientos más positivos y realistas, es decir, no deben ser demasiado positivos porque pueden no ser alcanzables por nosotros y nuestra autoestima acabará dañada.
  7. La tarde antes del examen debe ser para repasar, darle un vistazo general a todo el temario y reforzar aquello que te cuesta más, o resolver dudas de última hora. No acostarse tarde, conviene descansar para tener al día siguiente la mente despejada.
Todo esto que se ha explicado debe aparecer reflejado en los objetivos semanales. Es decir, para cada materia, señalar qué fase o qué tarea del estudio en sí quieres haber alcanzado. Conviene aplicar técnicas de concentración y de relajación sobre la marcha. Se recomienda revisar el plan de estudios para ver cuál es la bibliografía recomendada para la asignatura, y valorar sacar alguno de los libros para ayudar a comprender mejor los contenidos o incluso encontrar nuevos casos prácticos y problemas.

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