domingo, 2 de octubre de 2011

La función del delegado de clase en las aulas

1-Objetivos:
  • Explorar cuáles son las funciones desarrolladas por los delegados de clase de Educación Primaria y Educación Secundaria.
  • Analizar las ventajas e inconvenientes de ser delegado de clase.
  • Analizar posibles mejoras de las funciones de dichos delegados y de su situación en el grupo-clase y en el centro educativo con respecto a diversas cuestiones: Participación en la organización del centro educativo, relaciones sociales, respeto, etc.
2-Técnicas de recogida de datos:
  • Cuestionarios dirigidos al profesorado y alumnado.
  • Entrevistas etnográficas con delegados de clase y con grupos de alumnos.
  • Observación etnográfica de una jornada habitual de un delegado de clase.
  • Diario de campo.
  • Análisis autobiográfico del autor en su experiencia como delegado de clase en Bachillerato.
3-Resultados:

Las funciones que realizan los delegados en las aulas son las siguientes:
  • Ocuparse de abrir y cerrar las persianas, recoger la suciedad que dejan los alumnos en su aula, limpiar la pizarra para el docente que vaya a utilizarla en la siguiente clase, ...
  • Recoger el dinero para excursiones, compra de fotocopias u otras actividades que se vayan a realizar. Anota en una ficha aquellos alumnos que han pagado y los que faltan por pagar.
  • Hablar con docentes para comentarles cualquier asunto, siendo enviados por el tutor o por su grupo de alumnos.
  • Controlar el parte de asistencia de alumnos a clase, anotando las faltas de asistencia correspondientes.
  • Realizar fotocopias para el grupo-clase, enviado por el docente mientras éste sigue impartiendo su clase.
  • Ir a buscar recursos específicos para las clases, o ayudar al docente a transportarlos hacia otra clase.
  • Asistir a las Juntas de Delegados para debatir cualquier cuestión que les afecte: Calificaciones, actos de graduación, cenas de despedida, excursiones, fechas de exámenes, actividades puntuales (ej: Día de la Paz), huelgas a nivel nacional (ej: “No a la Guerra”), conflictos que han sucedido dentro del centro educativo, cambios que surgen en los Sistemas Educativos y que no convencen (por ejemplo, las nuevas exigencias para acceder a la Universidad que iban a ser propuestas por el Partido Popular, incluyendo políticas de privatización de la educación pública pero que posteriormente no se llevaron a cabo a raíz del cambio de gobierno en las elecciones generales de 2004), etc.
  • Participar en la organización de diversas actividades del centro (ej: Día de Andalucía) e incluso cooperar en la organización de un evento específico que influya a nivel local (ej: manifestaciones, huelgas, etc).
  • Dialogar con los representantes de los alumnos en el Consejo Escolar sobre cualquier tema que pudiese afectarlas.
  • Realizar pedidos de fotocopias de apuntes para su grupo-clase, enviados por cualquier docente. Ocuparse de repartir dichos materiales una vez estén listos.
  • Ayudar al docente (incluyendo al tutor) a resolver conflictos que han surgido en el grupo-clase o que les han afectado.
  • Cooperan en las actividades realizadas por el tutor en las sesiones de tutoría lectiva, pudiendo cooperar con ellos el orientador del centro educativo.
  • Participan en el consenso de normas y valores, en colaboración con el resto de alumnos de su grupo-clase.
  • Hablar con el tutor acerca de cualquier tema que pueda afectar al grupo-clase, siendo portavoz de su grupo: Conflictos con el profesorado, reclamaciones sobre fechas de exámenes, dificultades a nivel general en el grupo-clase con alguna asignatura específica, etc.
  • Archivar y conservar documentación oficial relacionada con el grupo-clase: Actas de calificaciones, partes de asistencia, cuaderno de partes de conducta y sanciones del alumnado, documentación oficial de interés para el grupo-clase, etc.
  • Asisten a las sesiones de evaluación trimestrales de su grupo-clase, transmitiendo las conclusiones de dicha sesión a su grupo-clase para que posteriormente sea debatida con el tutor.
Entre las respuestas o anécdotas expuestas por los participantes, queremos dejar claro algunas acciones que han desarrollado estos delegados y que no forman parte de las funciones que éstos deberían de hacer:
  • Un delegado de clase no equivale a ser el “mayordomo”. El delegado de clase no debe realizar cualquier recado que le envíe el alumnado: “Búscame a la maestra de Historia y dile que no he podido entregarle el trabajo porque se me ha estropeado el ordenador”, “Acércate a la tienda y cómprame un paquete de gusanitos”, “Llama por teléfono a la maestra de Lengua y dile cuántas preguntas caen en el examen de mañana”, etc. El delegado debe saber imponer su autoridad y saber diferenciar de aquellas responsabilidades y solicitudes que afectan al grupo entero y otras más relacionadas con necesidades individuales, las cuales debe resolver cada uno por cuenta propia.
  • Nunca un delegado de clase debe ser aquel que consideren como el más “guay” de la clase. Cierto es que puede ser alguien que sea un “líder”, capaz de ganarse el respeto de sus compañeros, pero a su vez debe ser alguien responsable y consciente de la importancia de su labor. No deben escoger a alguien que sea rebelde, que no tenga interés en estar en el centro educativo, que trate bien a todos sus compañeros y sepa escucharles.
Si un alumno decide responsabilizarse y acoger las funciones propias de un delegado, deberá tener en cuenta que, como todo en esta vida, existen tanto ventajas como inconvenientes. En lo que se refiere a las ventajas, podemos deducir del estudio realizado las siguientes:
  • Permita desarrollar numerosas habilidades que son fundamentales dentro de los perfiles profesionales que se demandan en la actualidad: Habilidades sociales, responsabilidad, técnicas de gestión de información, trabajo en equipo, asertividad (cuando tiene que defender la postura de su grupo-clase como portavoz del grupo), empatía (debe aprender a ponerse en el lugar de sus compañeros de clase), etc.
  • El alumno se siente como un miembro de vital importancia para satisfacer las necesidades e intereses de sus compañeros de clase. Atribuirles un cargo de responsabilidad le puede ayudar a elevar su autoestima y autoconcepto.
  • Si todo se desarrolla de manera positiva, el delegado puede ganarse el respeto de sus compañeros y mejorar positivamente el concepto que tienen los demás sobre él.
Entre los posibles inconvenientes, podemos encontrar lo siguiente:
  • Requiere dedicación, teniendo que reducir el tiempo dedicado al ocio y al tiempo libre para poder satisfacer las demandas.
  • En ocasiones, debe perderse algunos recreos para poder cumplir con sus funciones.
  • A veces, tiene que tomar decisiones que pueden ser contrarias a las defendidas por sus compañeros de clase, pero siempre pensando en el bien de ellos. Puede llegar a provocar situaciones polémicas entre ellos que pueden llevar a peleas y a que sea rechazado por sus compañeros de clase, incluso sus propios amigos.
  • En ciertos momentos de tensión, pueden sufrir síntomas de ansiedad, sobre todo cuando tiene que justificar alguna conducta disruptiva llevada a cabo por su clase, en general.
¿Cuáles son las actitudes que debería tener el delegado?
  • Responsabilidad en su trabajo.
  • Habilidades sociales: Capacidad de hablar en público, dirigirse a cualquier persona (incluso desconocida), capacidad para trabajar en equipo, capacidad para saber decir que no, ...
  • Asertividad para saber defender los intereses de su grupo-clase, y empatía para saber situarse en su lugar.
  • Ser ordenado, capaz de gestionar todos los datos relacionados con los alumnos (ej: el pago de unas fotocopias, de una excursión, etc) de una forma ordenada y sistematizada.
  • Tener iniciativa a la hora de plantear propuestas al tutor pensando siempre en las necesidades de sus compañeros de clase.
  • Ser capaz de escuchar activamente a sus compañeros y al profesorado.
  • Ser respetuoso con sus compañeros de clase y resolver conflictos de forma pacífica, a través del diálogo y la negociación.
  • Debe ser un ejemplo a seguir por todos sus compañeros.
4-Propuestas de mejora

A lo largo de este ensayo, podemos llegar a la conclusión de que las funciones del delegado como uno de los cauces de participación suelen ser escasas. En el trabajo de investigación desarrollado, las funciones relacionadas con la asistencia a sesiones de evaluación, participación en la preparación de actividades extraescolares y festividades puntuales obtuvieron unos porcentajes bajos, inferiores al 25%. Por su parte, la participación en el diseño y desarrollo del currículum por parte del alumnado obtuvo un resultado del 0%. En las entrevistas etnográficas, la mayor parte del alumnado transmitió las opiniones relacionadas con la limpieza del aula, ayudar al profesorado a buscar recursos específicos (tizas, retroproyectores, libros, etc), controlar el parte de asistencia a clase y comunicar cualquier noticia al grupo-clase. Podemos concluir que, a pesar de que los delegados son uno de los cauces de participación que posee el alumnado en los centros educativos, su implicación para mejorar el diseño y desarrollo del currículum, y opinar en los proyectos educativos que se lleven a cabo en los centros educativos, es muy escasa. En ninguno de los centros educativos en los que se realizó una observación etnográfica y en las entrevistas realizadas, nadie destacó esta posibilidad.

Por ello, una de las primeras propuestas de mejora que deberíamos plantear sería la de permitir que los delegados puedan participar en el diseño y desarrollo del currículum. Al final del curso, debería haber una Junta de Delegados en el cual se debatan aquellas mejoras que deberían realizarse en el Proyecto Curricular de Centro. Para ello, es fundamental que los alumnos que se encuentren en el Consejo Escolar se encuentren presentes, puesto que ellos conocen mejor cómo se compone este proyecto y los diversos apartados que pueden evaluarse, además de la experiencia obtenida durante las diferentes reuniones del Consejo Escolar. Los tutores deben permitir que los delegados puedan realizar una asamblea durante la hora de tutoría lectiva en la cual se debatan aquellas cuestiones que más les preocupan, y aportar sus propuestas de mejora para la Memoria Final del Curso, de manera que los proyectos educativos sean modificados para el próximo curso escolar. En la Junta de Delegados, cada delegado expondrá el punto de vista de su grupo-clase y, coordinados por el delegado de centro o el alumnado del Consejo Escolar, elaborarán el informe final con su evaluación. Éste informe deberá ser presentado en las sesiones de evaluación de centro organizadas en el centro educativo, siendo el delegado de centro el que acuda a defender estas propuestas. Partimos de que el currículum debe ser elaborado a partir de las necesidades e intereses del alumnado, por lo que si no les permitimos tener la posibilidad de participar en la organización del centro educativo, jamás cumpliremos este objetivo.

También considero importante fomentar más la participación de los delegados en la orientación y acción tutorial ejercida por los tutores. Los delegados deben cooperar en el desarrollo de aquellas actividades que trabajen contenidos transversales, se debatan un tema de actualidad que afecte tanto al centro educativo como a la sociedad en sí, coopere en las dinámicas y técnicas que se apliquen para resolver conflictos, ayudar al tutor a orientar al alumnado durante la aplicación de diversas técnicas para favorecer la orientación académica y profesional (en cooperación con los orientadores, a los cuales puede ayudar preparando las sesiones que impartan en la hora de tutoría lectiva), ...Se trata de atribuirles un papel activo dentro del aula, de forma que termine ganándose el respeto de los demás y que finalmente terminen valorando su trabajo. Este tipo de tareas permitirá que nuestros jóvenes delegados aprendan nuevas habilidades que les serán fundamentales cuando accedan al mundo laboral: Habilidades sociales, autonomía para buscar información y aprender, trabajo en equipo, responsabilidad, gestionar datos e información (por ejemplo, sistematizar todas las aportaciones de sus compañeros en aquellos debates en los que se les pide evaluar algo determinado, por ejemplo sistematizadas en valoraciones positivas y en valoraciones negativas), etc.

A raíz de los resultados del estudio etnográfico realizado y de la revisión bibliográfica realizada, dada la posible intensificación de funciones que pueda tener el alumno, sería conveniente que hubiese más de un delegado por cada grupo-clase. Es cierto que existe la figura del “subdelegado”, pero actualmente sólo ejerce cuando el delegado principal se encuentra de baja. Debería haber al menos dos o tres delegados que se repartiesen las funciones: Uno asistiría a las reuniones de la junta de delegados, otro alumno puede encargarse de la recogida de dinero y de realizar fotocopias, otro alumno puede ocuparse de controlar el número de tizas que quedan, etc, entre las otras funciones mencionadas. Debemos recordar que cada centro educativo podrá establecer aquellas tareas que crea oportunas para que los delegados la desarrollen, con el objetivo de facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje y que el desarrollo de la organización y gestión del centro educativo sea satisfactoria.

Es conveniente asegurarnos de que nuestros alumnos se encuentran preparados para saber afrontar este cargo. Aquellos que decidan presentarse como delegados, deberían tener la oportunidad de recibir una formación específica, la cual pueden recibir durante una semana por las tardes a cargo del orientador del centro educativo. Se trata de que desarrollen aquellas habilidades sociales necesarias para hablar en público, dirigirse a un profesor, trabajar en grupo, saber decir que no, ...además de estrategias relacionadas con la gestión, como saber controlar el dinero recogido de los alumnos, cómo organizar votaciones en clase, aprender a ponerse en el lugar de los demás, saber imponerse ante sus compañeros, estrategias psicológicas para lograr convencer a los alumnos y hacerse respetar, educación en valores (si ellos no son tolerantes ni respetan a sus compañeros, ¿cómo van a conseguir que le respeten a ellos mismos?), etc, entre otras posibles (Michelson, 1987).

Por otro lado, si en su aula hay alumnos que mantienen conductas inadecuadas, sería necesario intervenir sobre ellas. Si tienen tendencia a mantener conductas disruptivas, faltarle el respeto a los compañeros, desobedecer, burlarse de aquellos que consideran “débiles”, ...es probable que nuestro delegado encuentre en ellos una “barrera” que le dificulte su trabajo. A principios de curso, podríamos consensuar una serie de normas y valores, entre las cuales se encontraría el respeto y apoyo al delegado, negociando cómo llevaríamos a cabo esa colaboración y firmando un convenio entre compañeros y delegado. Para analizar su importancia, el tutor debería trabajar en clase una serie de dilemas morales, juegos de roles, dinámicas de grupo, análisis de historias y cuentos, cine-fórum, investigaciones, análisis de artículos de prensa, etc, de forma que el alumnado reflexione acerca de la importancia de presentar esa escala de valores y respetar las normas que se han planteado en consenso. La cuestión es que tienen que ser tareas que le provoquen un cambio cognitivo en los alumnos, una reflexión acerca de su escala de valores, de manera que comprendan ellos mismos el significado de su conducta y sus consecuencias, incluyendo las consecuencias de mantener una conducta disruptiva ante su delegado y que perjudique su actividad, su estado de ánimo y le lleva a dimitir incluso. En relación a las temáticas, deberían incluirse casos prácticos de sucesos relacionados con la función de los delegados y su relación con la clase, de manera que permita al grupo-clase reflexionar cómo poder resolver el incidente que le ha surgido al delegado en su grupo-clase (por ejemplo, les cuesta controlar el comportamiento de los alumnos que están esperando a que se les haga la fotografía para la orla de fin de Bachillerato). Siempre que suceda algún incidente, podría discutirse en el aula en colaboración del profesor-tutor y entre todos llegar a un acuerdo. En definitiva, se trata de que el alumnado pueda desarrollar la empatía en el sentido de ponerse en el lugar de las “víctimas”, en este caso el delegado de clase.

También aquí podríamos hacer conexión al reforzamiento de las relaciones interpersonales entre los alumnos para evitar conductas de discriminación y falta de respeto, partiendo del desarrollo de habilidades sociales. Además de tareas similares a las anteriores pero planteadas a este objetivo, sería satisfactorio incluir el desarrollo de habilidades que favorezcan la comunicación con otras personas, para así favorecer mayores conductas de empatía, agrado, asertividad y, durante las interacciones con los demás, aprender a valorar a las personas como seres positivos que nos enseñan y nos hacen disfrutar y sentir numerosas emociones. Aquí se encontraría también valorar a la persona que desarrolla la función de delegado como alguien positivo, que realiza una serie de funciones por nosotros y que puede no resultar muy sencillo, pensando en nosotros y que, por el bien de la clase, es fundamental que le respetemos y le ayudemos a que realice su trabajo. Entre estas habilidades, se encontrarían las de interacción social, autonomía personal, e incluso trabajar el autoestima y el autoconcepto. Con respecto a esto, tengamos en cuenta que la aceptación y el reconocimiento de nosotros mismos nos puede ayudar a superar estas actitudes negativas y mejorar la relación con otras personas, es decir, la aceptación de los demás, con sus cualidades y defectos (en este caso en relación con el desempeño del alumno como delegado o simplemente como persona en sí), y a que surja la confianza en nosotros mismos y en los demás. Si nos queremos y respetamos a nosotros mismos, no podemos permitir relaciones basadas en la violencia. Si mantenemos creencias sobre nosotros mismos basadas en el desamor, carencias y fracaso, se verá reflejado en nuestra manera de relacionarlos con los demás y de vivir experiencias en el mundo. Cuando se está bien con uno mismo se puede actuar mejor y lograr estar bien con los demás (García García, 1996; Rivas, 2000).

Para desarrollar la inteligencia emocional, la cual le llevará a regular sus emociones y colaborar en la promoción de competencias sociales y prevención de conductas problemáticas, planteamos llevar a cabo, en horas que podamos dedicar a la acción tutorial, dinámicas de grupo que permitan trabajar la autoconfianza, el autocontrol, habilidades para relacionarse bien con los demás, ser un buen espectador de la realidad, saber identificar las emociones y aprender a regularlas (saber cuándo usarlas en cada momento y de manera adecuada), actitud abierta ante las nuevas situaciones, disfrutar de la compañía de otras personas, etc. Primero les aplicaríamos un cuestionario de identificación de emociones, además de una serie de ejercicios previos para diagnosticar su nivel de inteligencia emocional y tomar una decisión al respecto para planificar la intervención correspondiente. Es fundamental que haya tanto tareas individuales como cooperativas, para favorecer la construcción de esta inteligencia entre todos mediante actividades compartidas que permita favorecer sus respectivos niveles de representación y simbolización. Sobre todo es importante ayudarles a que se conozcan a sí mismos mediante tareas de autoconocimiento, automotivación, aprender a llegar a un acuerdo con sus compañeros, saber hablar con uno mismo, hacer aquello que no le gusta pero que vea que es necesario, ser realista, verse a sí mismo desde la perspectiva de los demás (¿cómo se siente el resto de la clase con su actitud? ¿es capaz de comprender porque sus compañeros te rechazan, en su caso?), etc (Vallés, 2000).

Como propuesta personal, podríamos designar a dos o tres delegados por cada mes, para favorecer que todos desarrollen las habilidades que permite desarrollar estas funciones, al requerir un alto grado de responsabilidad en el alumnado, la cual será fundamental para cuando accedan al mundo laboral. Les ayudará a reflexionar acerca de la importancia de apoyar al delegado en el desarrollo de sus funciones, de no perjudicarle su trabajo a costa de burlas y otras circunstancias como las narradas en las historias que se han contado. Al finalizar cada turno, los antiguos delegados asesorarán a los nuevos delegados acerca de las funciones a realizar y el estado actual de cada una de las tareas (por ejemplo, quiénes quedan por pagar, futuras reuniones, etc). Para ello, conectado con la primera propuesta, todos deberían recibir esa formación inicial de la que hablamos. Para que el alumnado sea consciente de la seriedad de esta función, podríamos permitir que los delegados pudiesen realizar las siguientes tareas: Aportar datos sobre el contexto sociocultural y económico, asistir voluntariamente a reuniones del Consejo Escolar, asistir a las sesiones de evaluación (en algunos centros se realiza, en otros no), cooperar en la preparación de festividades propias del centro educativo, cooperar con el profesor-tutor en la resolución de conflictos, etc. De esta manera, comprenderán que los delegados son una figura clave en los centros educativos y cuya implicación y responsabilidad ayudará a desarrollar dichas tareas, además de desarrollar nuevas habilidades y aprender nuevos conocimientos. Esto beneficiará a que tanto ellos mismos valoren la importancia de poder ser delegados y representar a su grupo-clase como la de ayudar a sus compañeros-delegados y respetar su trabajo, y que gracias a la repartición de funciones y cooperación de todos, la gestión del grupo-clase puede funcionar satisfactoriamente.

Finalmente, el profesorado debe apoyar y animar a los delegados cuando se encuentren bajos de moral o tengan dificultades, ofreciéndoles desde un principio toda su ayuda y escuchándolas, y saber responderles adecuadamente cuando hay que rechazar alguna propuesta. Podríamos realizar más propuestas de intervención, dependiendo siempre del contexto del aula y de las necesidades que presente el alumnado.

Para leer el artículo completo:
http://www.slideshare.net/rafikylopez/el-papel-del-delegado-de-grupo-de-alumnos-en-los-centros-educativos-de-educacin-secundaria