Para
los hijos/as adolescentes:
1-Practicar
al menos dos veces al día técnicas de respiración y de relajación.
Se sugiere la relajación progresiva de Jacobson, acompañado con
música relajante.
2-Es
importante aprender a hacer un esfuerzo por escuchar. Es posible que
tus padres no entiendan cómo te sientes, y les cueste ponerse en tu
lugar. Pero al menos escucha su versión, su punto de vista o sus
sugerencias, y una vez que terminen, comienzas a explicarte: "Te
agradezco tus sugerencias, pero no estoy de acuerdo contigo, porque
(...)". De esta manera, te escucharán de forma más atenta
y puedes hacerte entender mejor que si reaccionas gritando y faltando
el respeto: "¡Pero mira que sois pesados! ¡Qué no, hombre,
qué me niego!".
3-Aunque
no compartas su punto de vista, intenta comprender la postura de tus
padres. Hay padres que tiene miedo a que sus hijos tomen decisiones
inadecuadas desde su punto de vista, o a que se equivoquen y luego
sufran consecuencias negativas. Es por ello que muchos se vuelven muy
insistentes con sus hijos, e incluso llegan a imponerles normas o
castigos para cumplir su objetivo de que no hagas lo que te apetezca
hacer. En todo momento, intenta explicar tu postura y, tras
escucharles, intenta valorar las justificaciones que te dan y se las
comentas: "Sé que lo hacéis porque tenéis miedo, pero
quiero que entendáis el motivo por el que lo hago (...)".
4-Anima
a tus padres a revisar las normas y negociarlas y, si no las hubiera,
acordar una serie de normas para todos los miembros de la familia. A
la hora de negociar, hay que intentar buscar soluciones que puedan
satisfacer a todas las partes. Eso conlleva a que tengamos que ceder
un poco en nuestros intereses, pero siempre en su justa medida, sin
excesos. También se deben negociar las consecuencias de no cumplir
las normas, y esto vale para cada una de las partes. Se deben asumir
dichas consecuencias sin rechistar una vez aprobadas por todas las
partes.
5-Comprometerse
a pasar un tiempo a la semana con la familia para hacer actividades
juntos. Podéis negociar las actividades a realizar, o si acaso que
cada semana un miembro tenga la libertad de escoger la actividad a
realizar. Se sugiere realizar actividades que sean relajantes, como
el deporte.
6-Aceptar
asumir algunas responsabilidades en casa si no las tuviera.
Participar en tareas domésticas, recados y otras responsabilidades,
dejándose enseñar por los demás.
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