A continuación, se adjuntan una serie de recomendaciones dirigidas a las familias, para prevenir a sus hijos e hijas de posibles peligros que pueden sufrir derivados del mal uso de las redes sociales. Esta información pertenece a una colaboración realizada para una charla-taller.
1-Conversar
en el hogar sobre cualquier tema de interés que pueda afectar a la
salud y al desarrollo de sus hijos e hijas. No tiene por qué haber
sucedido algo con ellos/as, es mejor tratarlo como si fuera un tema
de debate en casa y analizarlo entre todos y todas. Es importante
para prevenir posibles errores o actos que puedan afectar al
desarrollo de vuestros hijos e hijas. Algunos de estos temas a tratar
son: trastornos alimentarios (anorexia, bulimia...), acoso escolar,
suicidios juveniles, enfermedades de transmisión sexual y embarazos
no deseados, juegos vinculados a suicidios y lesiones (ballena azul),
racismo y xenofobia, homofobia...Son temas para los cuales a veces se
crean comunidades en redes sociales y que pueden influir de forma
negativa en el bienestar de sus hijos e hijas, así como en su
conducta. Pueden ser trabajados en la hora de la comida, comentando
una noticia que se haya escuchado y pedirle su punto de vista al hijo
e hija. Hablar de todo sin tapujos, tratad a vuestros hijos/as como
personas con capacidad para hablar y pensar.
2-Explicarle
a nuestros hijos/as el tipo de fotografías que no sería
recomendable difundir (por ejemplo, fotografías eróticas o "subidas
de tono"). Exponer casos reales para hacerle reflexionar (ej:
personas que han sido víctimas de "pornografía infantil",
que hayan retocado sus fotografías o incluso que hayan sido
difundidas de forma masiva). Sería recomendable hablarles sobre la
importancia de que su red social sea privada, para que solamente
acepte a sus amigos/as y que solamente agregue a la gente que conozca
y no a cualquier persona que quiera ser su "amigo". ¿De
qué sirve tener a más de 300 "amigos" en Instagram?
¿acaso vas a hablar con todos ellos/as? ¿son realmente tus
amigos/as, los conoces y tienes confianza con ellos/as? ¿saben la
diferencia entre un "amigo" y un "contacto"? Son
preguntas que pueden también reflexionar. Si no saben cómo
configurar su cuenta para que ésta sea privada, enseñarle, así
como a eliminar contraseñas guardadas y "cookies". Hay que
tener cuidado, porque hay aplicaciones que pueden llegar a crear un
perfil público sin darte la oportunidad de consultar si deseas que
sea privado. También deben saber que nada que se comparte entre
dispositivos es realmente temporal, incluso las fotos y vídeos que
se comparten de forman temporal en aplicaciones similares a SnapChat.
Tengamos en cuenta que pueden ser capturados fácilmente y
difundirse.
3-Si
alguien insiste en quedar con ellos/as en persona, es importante
tomar las debidas precauciones. Solamente quedar con esa persona si
ya llevamos un tiempo determinado relacionándonos y nos transmite
confianza, y que hayamos podido ver su cara por WebCam y escuchar su
voz. Sería preciso que, si quedan con alguien que han conocido a
través de las redes sociales, pudieran ir acompañados/as al menos
durante el encuentro y que luego la familia pudiera comunicarse con
esa persona, es decir, que tuviera su teléfono y sus datos de
contacto. Estaría bien trabajar con nuestros hijos/as las debidas
habilidades sociales y emocionales para que ellos mismos se den
cuenta de las posibles malas intenciones de las personas con las que
han quedado a través de las redes sociales, y que pueda tomar las
medidas pertinentes antes de que sea demasiado tarde (inventarse
excusas, rechazar la invitación, huir y avisar a la policía o a
familiares cuando hubiera una gran sospecha de las intenciones que
tiene esa persona o incluso si ya ha sido amenazada...). Para evitar
que sepan dónde nos encontramos, no permitir que ninguna aplicación
conozca nuestra ubicación ni que ésta pueda rastrearla de forma
automática. Desactivar la opción de "geolocalización" de
los teléfonos móviles.
4-Si
su hijo/a utiliza demasiado tiempo el móvil y las redes sociales, en
el sentido de que está dejando de lado otras facetas de su vida
(amistades, familia, estudios, deportes, etc.), convendría iniciar
una intervención cuanto antes. Además de recibir la ayuda de
profesionales de la psicología y de la psicopedagogía, sería muy
recomendable acordar un horario de utilización con el joven. Se le
podría comprar un móvil básico (no "smartphone") para
que pueda estar localizado y llamar y recibir llamadas cuando haya
urgencias, y el smartphone solamente dárselo al final del día.
Durante el resto del día, debe tener un horario de actividades que
le mantendrán distraído, como el tiempo dedicado al estudio,
actividades extraescolares, tiempo a pasar con la familia,
actividades de ocio...alternativas a las tecnologías (de nada
servirá si tiene un ordenador para conectarse a las redes sociales).
Llegará un momento en que se adapte a esta nueva rutina y sea capaz
de controlar el tiempo que le dedica al teléfono móvil y a las
redes sociales. Esto siempre complementándolo con sesiones de
trabajo con los especialistas citados.
5-Si
reciben una cadena de correos electrónicos con un contenido bastante
ofensivo o desagradable, o incluso donde en éste se insulte o se
acose a una persona, o que difundan material privado y controvertido
de una persona (pornografía inclusive), se le deben dar las pautas a
nuestros hijos/as para que sepan cómo denunciarlo. Se debe trabajar
con ellos, además de todo lo expuesto, los temas relacionados con el
ciberbullying y sus consecuencias para la salud y el desarrollo
personal de las víctimas. Debemos sensibilizar a nuestros hijos/as
con las personas afectadas en estos casos y animarles a tomar
medidas, como por ejemplo ayudar a la persona a denunciar y a su vez
pedir ayuda a otras personas, como el profesorado, sus propios padres
o las autoridades. Lo mismo si encontramos grupos en redes sociales
(incluyendo WhatsApp) destinados a atacar a una persona en concreto,
o a una comunidad en concreto (por ejemplo, una comunidad religiosa o
étnica determinada). Es importante animar a las personas afectadas a
que denuncien, no solamente cuando te afecte a ti directamente, sino
a otras personas. Animarles a guardar los "tuits", hacer
pantallazos de las redes sociales, descargar los chats...podemos
acudir a expertos informáticos que sepan cómo lograr descargar la
información en la red de forma que ésta sea fiable y pueda ser
utilizada en los juzgados (por ejemplo, las conversaciones de
WhatsApp).
6-Hay
redes sociales que pueden llegar a solicitar datos muy personales,
como los datos bancarios. Es conveniente informarles de qué datos
pueden compartir y cuáles no. No se recomienda compartir
públicamente los datos bancarios, el número de teléfono móvil, la
dirección exacta de tu domicilio...Informarle de los peligros de
esto (por ejemplo, recibir ataques de "hackers"), así como
algunas consecuencias específicas que, aunque no tengan por qué ser
peligrosas, pueden ser cansinas (por ejemplo, compartes tu móvil y
te llaman personas non gratas o gente gastando bromas, personas que
no conozcas de nada que te agreguen a su cuenta de WhatsApp, o
incluso que te envíen publicidad a través de esta red o cadenas de
mensajes, incluyendo SPAM, entre otras posibilidades como ofrecerte
participar en concursos y canales de apuestas deportivas). Pueden dar
su correo electrónico si lo consideran apropiado, aunque deben
aprender a distinguir el SPAM de lo que no es SPAM, por si acaso. Es
conveniente analizar los términos y condiciones de las redes
sociales (algo que frecuentemente nos solemos saltar) y cuáles serán
los criterios de privacidad que aplicaremos con respecto a la
información que compartiremos en las redes sociales. Así mismo, se
les puede ayudar a crear contraseñas seguras y que seleccionen
preguntas con respuestas complejas. Por ejemplo, si una persona se
pone de nick "_guapa_", y en la pregunta para recuperar la
contraseña ésta dice "¿qué soy" y se responde "guapa",
no transmite nada de seguridad (este caso es real, no es inventado),
así como claves relacionadas con fechas de cumpleaños propios o de
personas cercanas, nombres de mascotas, los números del 1 al 9, la
propia palabra "contraseña" o "password", y
similares.
7-Al
igual que sucede con las fotografías, nada es temporal. Si publicas
un tuit en tu perfil de Twitter, aunque lo borres dentro de unos
minutos, puede haber pasado el tiempo suficiente como para que
alguien le haya hecho una captura y lo difunda entre sus contactos.
Muchas personas han perdido oportunidades de trabajo o han sido
despedidos o sancionados debido a determinados mensajes que han
compartido en redes sociales que han sido difundidos públicamente.
Sobre todo suelen ser mensajes atacando de manera ofensiva a
terceros, críticas y comentarios que resultan ser desafortunados y
que surgieron de un "calentón" o de haber pensado poco lo
que se iba a escribir, memes ofensivos, etc. Aunque hayan
pasado años y ya hayan crecido y madurado, esos mensajes pueden
condicionarles en algunos momentos de su vida, o incluso pueden ser
manipulados para empeorarlos. Lo mismo si difundes una fotografía
embarazosa en la que tú aparezcas, ya que puede descontextualizarse
y ser utilizada de forma negativa. Hay personas que han llegado a
perder una oportunidad de empleo por estar pública una imagen
comprometedora.
8-Informarse
de cuáles son aquellas redes sociales diseñadas específicamente
para niños y adolescentes, que sean privadas y seguras. Algunos
ejemplos de redes sociales para niños/as son las siguientes: Banana
Connection, Lego Life, La isla de Club Penguin, Mundo Gaturro, etc.
Estas redes sociales suelen incluir filtros y controles de
contenidos, además de moderadores automáticos y humanos en foros y
salas de chat. También hay versiones infantiles de algunas redes
sociales generales como Youtube, donde existe un filtro para proteger
a los niños/as de ver contenido inadecuado (aunque no siempre
funciona con efectividad). Eso sí, igualmente hay que tener en
cuenta las recomendaciones antes expuestas.
9-No
realizar tareas de vigilancia en relación al uso que hacen de las
redes sociales. Una cosa es asesorar y ayuda, y otra bien distinta es
quitarle la intimidad a vuestros hijos/as y la libertad de poder
comunicarse libremente con sus amigos/as. Además, no resulta nada
ético. Si vuestros hijos/as no desean agregaros como amigos/as a sus
redes sociales, debéis aceptarlo. Es mejor enseñarle a usar las
redes sociales de forma adecuada y saludable, que prohibírselas o
que las utilicen con supervisión. Lo segundo puede causar rechazo
así como humillación en vuestro hijo, y puede llegar a rechazar
utilizarlas por ese motivo, lo cual puede afectar en cierta medida a
sus relaciones sociales. Además, el sentimiento de enfado que tienen
puede perjudicar a la hora de que nos pida ayuda para contarnos
cualquier problema que le haya sucedido.
10-No
es el camino cerrar las cuentas de redes sociales, antes hay que
enseñarle a utilizarlas. Solamente en casos extremos, si
consideramos que no hay una evolución adecuada en el joven y que
sigue cometiendo los mismos errores y sufriendo consecuencias graves,
se recomendaría cerrarlas hasta nueva orden mientras se sigue
trabajando con el joven. Tenemos que tener en cuenta una cosa: No
echarle la culpa a la red social. No es la red social la culpable,
sino las personas que hacen un mal uso de ella. Las redes sociales
tienen importantes ventajas a nivel social y cultural si se emplean
bien.
11-Es
importante que nuestros hijos e hijas sean valientes y sean
conscientes de la importancia de pedir ayuda y denunciar. No es un
acto de cobardes pedir ayuda, sino todo lo contrario. Sería cobarde
emplear la venganza y hacer lo mismo que las otras personas ("no
hagas a los demás aquello que no quieras que hagan contigo"). A
la hora de denunciar, además de acudir a las autoridades o incluso
al centro educativo para que activen los protocolos de actuación
pertinentes (sobre todo si el origen de todo viene derivado de sus
compañeros/as de clase o de alumnado del centro), pueden realizar
una denuncia en la plataforma donde está alojado el contenido
discriminatorio u ofensivo, entre otros. Si la red social no actúa,
desde las autoridades se pueden llegar a bloquear las cuentas o
perfiles "agresores".
12-Se
pueden acordar normas de uso y recomendaciones con nuestros hijos/as,
e incluso anotarlas en una hoja para que puedan ser recordadas.
Además, se les debe enseñar a los hijos/as en qué consiste la
privacidad y la imagen personal. Deben aprender a hacerse respetar
cuando se sientan incómodos por alguna referencia a ellos en algún
sitio, solicitando su eliminación y, llegado el caso, poniendo una
denuncia. Detrás de cada nick o cuenta hay una persona física, y
ese supuesto "anonimato" no le da ningún derecho a faltar
el respeto. No solo se trata de enseñarles a cuidar su privacidad,
sino también a respetar la de los demás. Por ejemplo, no
identificar a las personas que aparecen en sus fotos o vídeos sin su
autorización. También deben aplicarse ellos mismos todas estas
normas, es decir, no acosando a ninguna persona, ni insultando, ni
faltar el respeto a otras personas. Existen fenómenos como el
"ciberbaiting" en el cual grupos de estudiantes pueden
atacar al profesorado, y no son conscientes de las consecuencias
penales que puede tener esto. De todo esto nuestros hijos/as deben
recibir asesoramiento.
13-Si
nuestros hijos/as son víctimas de "ciberbullying",
"grooming", etc., pues deben recibir todo nuestro apoyo.
Analizar el origen que ha causado esto, ayudarle a encontrar pautas
para intervenir (inclusive las denuncias) y trabajar con ellos/as su
autoestima y la resiliencia (capacidad para afrontar adversidades),
así como la confianza en sí mismos para afrontar todas estas
situaciones. Debemos pedir ayuda profesional y contactar con personas
que hayan pasado por la misma situación para que nos aporten
consejos.