Algo fundamental que tiene que tener una norma o límite para que
surta efecto es que sea formulado en positivo. Muchas veces, los
adultos nos pasamos el día diciéndoles a los niños todo lo que no
deben hacer: No grites, no saltes, si no haces esto te castigo sin
salir, etc. El formular los límites así tiene varios
inconvenientes:
- Indicamos al niño/a lo que no debe hacer, pero no le decimos lo que esperamos de él, que es lo que realmente le ayudará a autorregular su conducta y a realizar lo que se le pide.
- Damos un tono autoritario y negativo al límite, lo que puede generar en el niño/a sentimientos de rebeldía hacia el mismo.
- El niño/a no realizará la conducta por miedo al castigo y/o a la reprimenda, pero no se orienta a la autorregulación y a la conducta adecuada.
Expondremos los siguientes ejemplos de normas redactadas en positivo:
NORMAS EN NEGATIVO
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NORMAS EN POSITIVO
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En el primer ejemplo, el niño/a está pensando que se va a quedar
sin ver el programa y esto le va a generar frustración e ira, y va a
demorar la realización de la conducta por la oposición inicial
hacia el límite, generando protestas. En el segundo caso, el niño/a,
ante la expectativa positiva de ver la televisión, realizará cuanto
antes la conducta.
Como actividad, pediremos que escriban estos límites en positivo.
- Acostarse a las 21:00.
- No pegarse en el patio.
- No subir a casa del vecino si no ha hecho los deberes.
- No jugar a la consola si no ha estudiado.
- No ver la televisión cuando merienda.