Para
los padres y madres:
1-No
sobreproteger a vuestra hija, y dejar que tome sus propias
decisiones. Es normal que a veces no nos parezcan adecuadas algunas
decisiones que toman nuestros hijos/as con respecto a un asunto en
concreto, o simplemente prefiramos una solución mejor desde nuestro
punto de vista. Es muy positivo que le planteemos estas sugerencias a
nuestros hijos/as, pero debemos darles la libertad de que ellos
luego tomen su propia decisión una vez escuchados todos los
puntos de vista. Es posible que se equivoquen y luego se arrepientan,
pero es así como luego madurarán como personas. Las personas
maduramos a partir de los errores cometidos y asumiendo las
consecuencias de sus actos, ya que de ellos extraemos una lección.
Acercanos a ellos/as con afecto, y si se pone nervioso, intentar no
alterarnos. Es mejor callarnos, esperar a que se calme y luego
decírselo, para evitar ponerla más nerviosa y comenzar una
discusión. Es importante la manera en que se lo transmitamos:
"Entiendo tu decisión, pero me gustaría que antes de tomar
la decisión definitiva, piensas en estas otras opciones...".
Esto también debe aplicarse a la hora de opinar sobre su conducta o
comportamientos ante una situación determinada, o sobre una postura
o forma de pensar que tenga: "Respeto tu opinión, pero no la
comparto. En mi opinión, yo creo que...". Nunca imponer una
decisión, salvo que su vida pueda realmente correr peligro. Tampoco
emplear el sarcasmo o la ironía a la hora de realizar alguna crítica
sobre su punto de vista, porque le haría daño.
2-Si
comienza a discutir por algo, esperar a que termine de hablar y a que
se calme. Da igual el tiempo que tarde. Una vez que esté más
calmada, comenzad a hablarle, pero manteniendo la calma. Si
comenzamos a elevar el tono de voz, se enfurecerá. Debemos
transmitirles nuestro punto de vista y ser firmes, pero siempre
manteniendo la compostura, aunque nos conteste mal. Si nos contesta
mal, dejar de hablar y esperar a que se calme. Así comprenderá que
gritando y faltando el respeto no conseguirá nada. Vosotros debéis
actuar igual: Si sentís que estáis muy enfadados y que vais a
dirigiros a ella con enfado, respirar hondo y esperar a estar más
tranquilos, puesto que así evitaremos que termine en discusión.
3-Las
normas de convivencia y de conducta en la casa deben estar
consensuadas entre todos los miembros de la familia. Habrá normas
para todos/as, tanto para todos los miembros de la familia como otras
más específicas para cada miembro. Deben ser debatidas entre todos
y todas, llegando a acuerdos que satisfagan a todos/as. Se promueve
de esta forma la democracia en la casa y el diálogo igualitario.
También se deben pactar las consecuencias de no cumplir las normas.
Los padres y madres deben ser firmes a la hora de controlar que las
normas se cumplan y que sus hijos/as asuman las consecuencias de no
hacerlo, sin ser flexibles. A cambio los padres y madres deben
cumplir las suyas y asumir las consecuencias de no hacerlo. Si se es
flexible con las normas o no hay constancia a la hora de asumir
consecuencias cuando se incumplen, no servirán de nada, puesto que
la adolescente no las tomará en serio.
4-Vuestra
hija tiene sus propias necesidades e intereses. Muchas veces
cometemos el error de no ponernos en el lugar de nuestros hijos/as
para entender su forma de pensar, y poder entender su postura en cada
momento. Por olvidarnos, ¡nos olvidamos a veces de que nosotros/as
también fuimos adolescentes! Pedirle explicaciones de cada postura
que tome o para saber por qué está enojada y con esa actitud.
5-No
demostrar inseguridad ante ella. Si le damos a entender que no
podemos más con esta situación y que ella nos supera, entonces
seguirá comportándose de la misma manera para lograr sus
propósitos. Además, puede llegar a imitar esa conducta. Si a la
mínima dificultad que tengáis en vuestra relación tiráis la
toalla o decís que no podéis más, ella hará lo mismo ante
cualquier situación que le resulte dificultosa, ya que habéis sido
su ejemplo para ella, y no podréis echarle en cara nada.
6-Respetar
la forma de ser de nuestros hijos/as. Nunca compararlo con otras
personas, sean amistades, sean familiares, o incluso con nosotros
mismos. Puede que tomen decisiones que al principio no nos gusten,
pero debemos dejar que crezcan y aprendan a ser responsables de sus
actos, así como más autónomos.
7-Con
respecto a los estudios, habría que analizar los reales motivos de
por qué los abandonó, y qué piensa hacer de ahora en adelante. Es
importante conocer cuáles son sus motivaciones y expectativas, y qué
aspiraciones tiene en la vida. Es preciso exponerle todas las vías
académicas y profesionales que tiene a partir de ahora, y si es
necesario, recurrir a los servicios de un psicopedagogo para iniciar
un proceso de orientación académica y profesional.
8-Intentar
mejorar los lazos familiares haciendo más actividades juntos.
Intentar dedicar un tiempo semanal para hacer cosas en familia
(previa negociación). Permitir que la adolescente escoja de vez en
cuando la actividad a hacer en familia, para que vea que también
tiene capacidad de decisión dentro de ella. Se debe promover siempre
un diálogo igualitario a la hora de tomar decisiones sobre estos
temas. Se sugiere realizar actividades de relajación, como aplicar
las técnicas de relajación progresiva de Jacobson, técnicas de
respiración, masajes, hacer deporte, aguas termales, yoga, etc.
9-A
la hora de conversar con la adolescente en un conflicto, procurar no
dar largas charlas o sermones sin posibilidad de "feed-back",
porque posiblemente a los tres minutos haya dejado de prestar
atención. Lo ideal es que sea un diálogo, donde continuamente se le
hagan preguntas a la adolescente a medida que se avance y se le pida
su postura u opinión sobre lo que se está relatando. De esta manera
se involucra más en la conversación y capta mejor las ideas que
queremos transmitirle.
10-Debemos
recordar que la adolescencia es una etapa dura, en la cual sus
intereses cambian y desean tener más autonomía e independencia para
tomar decisiones, y las relaciones entre iguales son ahora muy
influyentes. Durante la infancia, los padres eran el pilar social
fundamental, pero en la adolescencia suelen tener más influencia los
amigos y amigas que los padres y madres. Ahora tienen mayor capacidad
de diálogo y para reflexionar, por lo que debemos evitar tratarles
como si fueran niños de Primaria, y resolver los conflictos
dialogando y no recurriendo a castigos salvo que hayan sido
negociados previamente. También es normal que acaben cuestionando la
autoridad o algunas normas o rutinas que anteriormente asumían pero
que ahora, debido a la capacidad para analizar y reflexionar que ha
desarrollado, pues cuestionan y pueden terminar por rebelarse. Estas
situaciones no las debemos tomar como un ataque personal hacia
nosotros o una falta de respeto, sino como algo que forma parte de la
adolescencia. No tienen intención de hacernos daños. En cualquiera
de los casos, hay que dialogarlo todo y llegar a acuerdos.
11-Si
queremos transmitir una conducta o unos valores a nuestros hijos/as,
nosotros debemos ser el primer modelo a seguir. Si comprueban que no
lo llevamos a la práctica, entonces se decepcionará y no valorará
la importancia de esa conducta o valores.
12-Los
adolescentes deben tener responsabilidades en la familia. Además de
estudiar, deben ayudar con las tareas domésticas y ayudando a la
familia en todo aquello que necesite, siempre que esté en su mano.
Por ello, debemos asignarles algunas pequeñas responsabilidades de
tareas a realizar para ayudarles a ser más responsables y así
lograr que su autoestima aumente al comprobar que es valorado en su
familia. Es importante que cumpla con sus obligaciones, y si no lo
hace cuando le toca, lo harás más tarde en el día, pero nunca
hacerlo por ella porque entonces no aprenderá ni asumirá ningún
tipo de responsabilidad.
13-Para
aumentar el autoestima de nuestros hijos/as, conviene que tengamos en
cuenta su opinión para todo. Buscar momentos en los cuales la
familia esté reunida (por ejemplo, a la hora de comer) y hablar
sobre el día, sobre un tema de actualidad...y pedirles su punto de
vista. Comentarles los problemas que tenemos en el día a día (por
ejemplo, en el trabajo) y preguntarle qué haría ella en su lugar.
De esta forma, la confianza entre todos/as irá aumentando, cuando
ella compruebe que confiáis en ella y la escucháis. Poco a poco
ella puede abrirse y explicar cómo se siente en cada momento, y
pedir ayuda cuando la necesite.
14-Si
llega un momento en que nos falta el respeto, comunicárselo con
sinceridad y sin alterarnos: "Me ha dolido eso que me has
dicho, creo que no has sido justa conmigo. Yo solamente quería
(...)". Tenemos que explicárselo para que se dé cuenta
acerca de cómo os habéis sentido con su comportamiento, y hacerla
reflexionar.