1-Enseñanza
de Auto-instrucciones
Se trata de instrucciones que una persona poco a poco termina por
automatizar y decírselas a sí mismo. Los pasos a seguir para
implantar esta metodología son las siguientes:
- Pensemos en una acción que deseemos trabajar. Por ejemplo, poner la lavadora. Pedir a tu hija que te acompañe y le vas indicando los pasos que debe seguir para poner la lavadora (incluida la separación de la ropa y elegir el producto de limpieza más adecuado para cada caso). No se lo hagas tú por ella, tiene que ser ella la que accione los botones necesarios para programar adecuadamente la lavadora. Mientras hace CADA PASO, le haces una fotografía.
- Imprime las fotografías y las pegas, ordenadas, en la habitación en donde se encuentra la lavadora. Cuando le toque poner la lavadora, debes indicarle que debe seguir los pasos que aparecen en las fotografías. Es importante que las fotografías estén ordenadas y bien secuenciadas. Al principio quédate detrás de ella supervisando, y si compruebas que se equivoca o se salta algún paso, dile: “Revisa la secuencia de fotos”. Poco a poco hasta que sea capaz de poner ella sola la lavadora.
- Repetir este procedimiento siempre, supervisándola. Poco a poco deberás notar que cada vez comete menos errores. Cuando sientas que cometa menos errores, quita las fotografías y permite que ella realice todos los pasos sin fijarse en ellas. Ella ahora debe decirse a sí misma los pasos para programar la lavadora debidamente. Pídele que los diga en voz alta. Si ves que se equivoca o se salta algún paso, le vuelves a poner las fotografías. Repetir este procedimiento hasta que finalmente sea capaz de automatizar todos los pasos.
Esta metodología sirve para aprender diferentes conductas,
relacionadas con los hábitos de estudio, realización de tareas
domésticas, etc., y para cualquier hábitos de autonomía. Es
importante primero centrarse en un hábito y, a medida que ya vaya
asimilando ese hábito, incorporar otro hábito a desarrollar. Debe
ser algo progresivo.
2-En
caso de que no ponga especial interés en los hábitos que se le
están enseñando, conviene llevar a cabo un programa de refuerzo de
nuevas conductas. Se sugieren algunos como las siguientes:
- Programa de “Economía de fichas”: Consiste en conceder puntos por cumplir la buena conducta que deseemos trabajar. Tendremos un calendario, y utilizaremos gomets (pegatinas) por cada día que ella haya cumplido con su buena conducta. Si ella cumple, se le concederá un punto, y ese punto (representado con la pegatina) lo pegaremos en el calendario, en la fecha que corresponda. En caso de no haber cumplido, se le obligará a hacerlo, pero a cambio no recibirá punto alguno. Cuando acumule unos cinco puntos, tendrá derecho a una actividad en familia que desee hacer. Es preferible optar por conceder premios que consistan en actividades que ayuden a reforzar los lazos familiares, y no objetos que resulten ser muy superficiales. Luego, a la próxima vez se le exigirán ocho puntos para optar a ese “premio”. A la próxima, unos 12 puntos, y así hasta ir pidiendo más. Llegará un momento en que la conducta ya la tenga asimilada y forme parte de su rutina. Es preferible empezar primero con una conducta y, una vez trabajada, hacer otra. Y los puntos que se conceden son por la conducta que haya hecho bien. Si se porta mal ese día o hace algo mal que no tenga que ver con la conducta que se está llevando a cabo, no quitarle el punto. Diferente es que decidas castigarla haciendo algo que a ella no le agrade.
- Emplear el Castigo positivo de forma POSITIVA: Existen dos tipos de castigos: el positivo y el negativo. El castigo positivo consiste en tener que someterse a una actividad o recibir algo que le resulte desagradable. Puede ser tener que hacer una actividad que no le guste, o incluso el clásico “azote en el culete”, pero esto último no lo compartimos. El castigo negativo sería quitarle algo que le guste, por ejemplo, dejarle sin consola durante una semana. Lo ideal sería aplicar el castigo positivo pero sin que esto conlleve a tener que recibir castigos corporales o físicos. Si no lleva a cabo la conducta que deseamos trabajar, debemos obligarla a hacerlo (supervisándola), y además de eso, tendrá que hacer otra tarea que le desagrade o que sea para ella un incordio (ayudar a hacer la comida, hacer los baños, fregar el suelo...). O si hace algo mal, además de pedir disculpas y reparar el daño causado, deberá hacer esa tarea desagradable. Castigarla sin algo que aprecie no ayudará mucho porque puede llegar a darle igual o simplemente buscar otra distracción alternativa.