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sábado, 1 de septiembre de 2018

Orientaciones para la comunicación entre padres e hijos adolescentes I: Las familias


Para los padres y madres:

1-No sobreproteger a vuestra hija, y dejar que tome sus propias decisiones. Es normal que a veces no nos parezcan adecuadas algunas decisiones que toman nuestros hijos/as con respecto a un asunto en concreto, o simplemente prefiramos una solución mejor desde nuestro punto de vista. Es muy positivo que le planteemos estas sugerencias a nuestros hijos/as, pero debemos darles la libertad de que ellos luego tomen su propia decisión una vez escuchados todos los puntos de vista. Es posible que se equivoquen y luego se arrepientan, pero es así como luego madurarán como personas. Las personas maduramos a partir de los errores cometidos y asumiendo las consecuencias de sus actos, ya que de ellos extraemos una lección. Acercanos a ellos/as con afecto, y si se pone nervioso, intentar no alterarnos. Es mejor callarnos, esperar a que se calme y luego decírselo, para evitar ponerla más nerviosa y comenzar una discusión. Es importante la manera en que se lo transmitamos: "Entiendo tu decisión, pero me gustaría que antes de tomar la decisión definitiva, piensas en estas otras opciones...". Esto también debe aplicarse a la hora de opinar sobre su conducta o comportamientos ante una situación determinada, o sobre una postura o forma de pensar que tenga: "Respeto tu opinión, pero no la comparto. En mi opinión, yo creo que...". Nunca imponer una decisión, salvo que su vida pueda realmente correr peligro. Tampoco emplear el sarcasmo o la ironía a la hora de realizar alguna crítica sobre su punto de vista, porque le haría daño.

2-Si comienza a discutir por algo, esperar a que termine de hablar y a que se calme. Da igual el tiempo que tarde. Una vez que esté más calmada, comenzad a hablarle, pero manteniendo la calma. Si comenzamos a elevar el tono de voz, se enfurecerá. Debemos transmitirles nuestro punto de vista y ser firmes, pero siempre manteniendo la compostura, aunque nos conteste mal. Si nos contesta mal, dejar de hablar y esperar a que se calme. Así comprenderá que gritando y faltando el respeto no conseguirá nada. Vosotros debéis actuar igual: Si sentís que estáis muy enfadados y que vais a dirigiros a ella con enfado, respirar hondo y esperar a estar más tranquilos, puesto que así evitaremos que termine en discusión.

3-Las normas de convivencia y de conducta en la casa deben estar consensuadas entre todos los miembros de la familia. Habrá normas para todos/as, tanto para todos los miembros de la familia como otras más específicas para cada miembro. Deben ser debatidas entre todos y todas, llegando a acuerdos que satisfagan a todos/as. Se promueve de esta forma la democracia en la casa y el diálogo igualitario. También se deben pactar las consecuencias de no cumplir las normas. Los padres y madres deben ser firmes a la hora de controlar que las normas se cumplan y que sus hijos/as asuman las consecuencias de no hacerlo, sin ser flexibles. A cambio los padres y madres deben cumplir las suyas y asumir las consecuencias de no hacerlo. Si se es flexible con las normas o no hay constancia a la hora de asumir consecuencias cuando se incumplen, no servirán de nada, puesto que la adolescente no las tomará en serio.

4-Vuestra hija tiene sus propias necesidades e intereses. Muchas veces cometemos el error de no ponernos en el lugar de nuestros hijos/as para entender su forma de pensar, y poder entender su postura en cada momento. Por olvidarnos, ¡nos olvidamos a veces de que nosotros/as también fuimos adolescentes! Pedirle explicaciones de cada postura que tome o para saber por qué está enojada y con esa actitud.

5-No demostrar inseguridad ante ella. Si le damos a entender que no podemos más con esta situación y que ella nos supera, entonces seguirá comportándose de la misma manera para lograr sus propósitos. Además, puede llegar a imitar esa conducta. Si a la mínima dificultad que tengáis en vuestra relación tiráis la toalla o decís que no podéis más, ella hará lo mismo ante cualquier situación que le resulte dificultosa, ya que habéis sido su ejemplo para ella, y no podréis echarle en cara nada.

6-Respetar la forma de ser de nuestros hijos/as. Nunca compararlo con otras personas, sean amistades, sean familiares, o incluso con nosotros mismos. Puede que tomen decisiones que al principio no nos gusten, pero debemos dejar que crezcan y aprendan a ser responsables de sus actos, así como más autónomos.

7-Con respecto a los estudios, habría que analizar los reales motivos de por qué los abandonó, y qué piensa hacer de ahora en adelante. Es importante conocer cuáles son sus motivaciones y expectativas, y qué aspiraciones tiene en la vida. Es preciso exponerle todas las vías académicas y profesionales que tiene a partir de ahora, y si es necesario, recurrir a los servicios de un psicopedagogo para iniciar un proceso de orientación académica y profesional.

8-Intentar mejorar los lazos familiares haciendo más actividades juntos. Intentar dedicar un tiempo semanal para hacer cosas en familia (previa negociación). Permitir que la adolescente escoja de vez en cuando la actividad a hacer en familia, para que vea que también tiene capacidad de decisión dentro de ella. Se debe promover siempre un diálogo igualitario a la hora de tomar decisiones sobre estos temas. Se sugiere realizar actividades de relajación, como aplicar las técnicas de relajación progresiva de Jacobson, técnicas de respiración, masajes, hacer deporte, aguas termales, yoga, etc.

9-A la hora de conversar con la adolescente en un conflicto, procurar no dar largas charlas o sermones sin posibilidad de "feed-back", porque posiblemente a los tres minutos haya dejado de prestar atención. Lo ideal es que sea un diálogo, donde continuamente se le hagan preguntas a la adolescente a medida que se avance y se le pida su postura u opinión sobre lo que se está relatando. De esta manera se involucra más en la conversación y capta mejor las ideas que queremos transmitirle.

10-Debemos recordar que la adolescencia es una etapa dura, en la cual sus intereses cambian y desean tener más autonomía e independencia para tomar decisiones, y las relaciones entre iguales son ahora muy influyentes. Durante la infancia, los padres eran el pilar social fundamental, pero en la adolescencia suelen tener más influencia los amigos y amigas que los padres y madres. Ahora tienen mayor capacidad de diálogo y para reflexionar, por lo que debemos evitar tratarles como si fueran niños de Primaria, y resolver los conflictos dialogando y no recurriendo a castigos salvo que hayan sido negociados previamente. También es normal que acaben cuestionando la autoridad o algunas normas o rutinas que anteriormente asumían pero que ahora, debido a la capacidad para analizar y reflexionar que ha desarrollado, pues cuestionan y pueden terminar por rebelarse. Estas situaciones no las debemos tomar como un ataque personal hacia nosotros o una falta de respeto, sino como algo que forma parte de la adolescencia. No tienen intención de hacernos daños. En cualquiera de los casos, hay que dialogarlo todo y llegar a acuerdos.
11-Si queremos transmitir una conducta o unos valores a nuestros hijos/as, nosotros debemos ser el primer modelo a seguir. Si comprueban que no lo llevamos a la práctica, entonces se decepcionará y no valorará la importancia de esa conducta o valores.

12-Los adolescentes deben tener responsabilidades en la familia. Además de estudiar, deben ayudar con las tareas domésticas y ayudando a la familia en todo aquello que necesite, siempre que esté en su mano. Por ello, debemos asignarles algunas pequeñas responsabilidades de tareas a realizar para ayudarles a ser más responsables y así lograr que su autoestima aumente al comprobar que es valorado en su familia. Es importante que cumpla con sus obligaciones, y si no lo hace cuando le toca, lo harás más tarde en el día, pero nunca hacerlo por ella porque entonces no aprenderá ni asumirá ningún tipo de responsabilidad.

13-Para aumentar el autoestima de nuestros hijos/as, conviene que tengamos en cuenta su opinión para todo. Buscar momentos en los cuales la familia esté reunida (por ejemplo, a la hora de comer) y hablar sobre el día, sobre un tema de actualidad...y pedirles su punto de vista. Comentarles los problemas que tenemos en el día a día (por ejemplo, en el trabajo) y preguntarle qué haría ella en su lugar. De esta forma, la confianza entre todos/as irá aumentando, cuando ella compruebe que confiáis en ella y la escucháis. Poco a poco ella puede abrirse y explicar cómo se siente en cada momento, y pedir ayuda cuando la necesite.

14-Si llega un momento en que nos falta el respeto, comunicárselo con sinceridad y sin alterarnos: "Me ha dolido eso que me has dicho, creo que no has sido justa conmigo. Yo solamente quería (...)". Tenemos que explicárselo para que se dé cuenta acerca de cómo os habéis sentido con su comportamiento, y hacerla reflexionar.