En las dos entradas anteriores, hablamos sobre algunas propuestas para mejorar la formación del profesorado de Educación Secundaria a nivel inclusivo y concretamos algunas estrategias didácticas para conseguir esa educación inclusiva. Ahora, lo que hacemos es concretar ideas enfocadas a la organización de los centros educativos:
-Cooperación de las familias
en los centros educativos:
Además de que
cooperen en la atención a las necesidades de sus hijos, es fundamental
posibilitarles a las familias nuevas vías para que puedan transmitirnos sus
sugerencias o cualquier dato que necesitemos o que ellas vean oportuno
aportarnos. Debemos asesorarles sobre las estrategias inclusivas que vamos a
llevar a cabo en nuestro centro educativo, proporcionándoles información sobre
experiencias que ya se han llevado a cabo en otros centros educativos, los
objetivos que vamos a plantear, estrategias didácticas, cómo se desarrollará la
colaboración del centro educativo con otras instituciones de la sociedad,
programaciones didácticas, etc, y antes de empezar es importante lograr que las
familias se sensibilicen con estos alumnos. En lo que se refiere al
funcionamiento del centro educativo a la hora de atender las necesidades
educativas, expectativas e intereses de sus alumnos y familias, se debería
enviar a final de cada trimestre una encuesta de satisfacción en la cual los
padres puedan expresar libre y en anonimato sus opiniones personales acerca de
cuestiones relacionadas con el Proyecto Curricular de Centro, el Plan de
Orientación y Acción Tutorial, el Plan de Actividades Extraescolares, el
Consejo Escolar, la labor del profesorado que ha impartido áreas a sus hijos,
propuestas de mejora, etc. Para favorecer la comunicación entre docentes y
familias, además de la asistencia a las tutorías y reuniones de padres,
podríamos instaurar la plataforma PASEN de la Junta de Andalucía, especialmente
diseñada para favorecer la comunicación entre todos los miembros de la
comunidad educativa. Se pueden establecer, a través de ella, comunidades de
aprendizaje y de resolución de dudas, fomentar las tutorías virtuales (en
aquellos casos en los que los padres no puedan asistir presencialmente a éstas)
y consultar noticias del centro educativo, entre otros objetivos
.
También deben
llevarse a cabo más talleres formativos para padres, adaptados a sus
necesidades e intereses, tras previo diagnóstico de éstas. Deben desarrollarse
partiendo de sus concepciones y planteando una metodología participativa, con
dinámicas grupales, debates, resolución de dudas, asesoramiento para resolver
determinadas situaciones que nos encontremos, análisis de materiales
divulgativos específicos, etc. Sería satisfactoria que se crease un portal web
específico dedica a la formación y asesoramiento para las familias, con la
posibilidad de que todos puedan subir sus propios materiales y reflexiones, y
que éstas sean comentadas por todos. Es significativo para aquellas familias
que no puedan asistir a las sesiones presenciales, pudiéndose elaborar un
diario de clase en dicho portal para facilitar el seguimiento de los padres en
dichos talleres. Aquí incluiríamos los contenidos relacionados con aquellas
necesidades que las familias han señalado en los resultados de nuestro estudio
(intervención con hijos con necesidades educativas, estrategias para la
participación en centros educativos, educación para la salud, técnicas de
resolución de conflictos), además de aquellas convenientes en general dados los
resultados del estudio, aunque en cada centro educativo deberían explorarse
cuáles son sus necesidades más prioritarias para adaptar los talleres
formativos a dichas necesidades. Creo conveniente trabajar la educación inclusiva
con los padres y la sensibilización de éstos ante aquellas personas en riesgo
de exclusión social, de manera que entiendan los motivos por los que se adopta
este modelo de escolarización y lo importante que es su colaboración.
Las familias
deberían poder participar en el desarrollo de experiencias educativas. Siendo
personas que han vivido numerosas experiencias y acontecimientos históricos,
podrían acudir a impartir charlas a los alumnos acerca de estas experiencias,
para así ayudar al alumnado a reflexionar acerca de dichos acontecimientos y
entender el presente actual (por ejemplo, la Guerra Civil Española, el fallido
Golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981, los atentados del 11 de Marzo de
2004, etc), o incluso charlas acerca del trabajo que desempeñan, como una
manera de acerca la vida laboral al alumnado (tengamos en cuenta que, sobre
todo en el segundo ciclo de Educación Secundaria, la orientación profesional es
fundamental). Otra forma de favorecer la participación de las familias es a
través de su colaboración en fiestas puntuales de los centros educativos e
incluso plantear proyectos intergeneracionales, en las cuales grupos de jóvenes
se relacionen con grupos de personas mayores y aprendan los unos de los otros.
Por ejemplo, un joven puede enseñarle a una persona mayor a relacionarse a
través de las redes sociales de ocio, y una persona mayor puede enseñarle al
joven cómo vivían cuando aún no tenían ordenadores, televisores, lavadoras,
etc. Y, ¿por qué no abrimos la posibilidad de que algunas familias puedan
acceder a las aulas para colaborar, aquellos que puedan estar disponibles en
algún momento del día? Esto favorecerá que el profesorado disminuya la
intensificación de sus funciones, a la vez que siempre puede aprender de las
aportaciones de las familias de sus alumnos.
Finalmente,
las familias que tienen hijos con NEAE deben recibir asesoramiento acerca de
cómo pueden colaborar en la intervención con sus hijos y a comunicarse y
ayudarles en sus casas. Si fuese necesario, el profesorado u otros
especialistas, siempre con el permiso de los padres, podrían realizar visitas a
los hogares familiares para cooperar en la intervención de sus hijos, en
aquellos casos que lo pueda requerir. En general, cada una de estas propuestas
tienen cabida dentro de las “comunidades de aprendizaje”, siguiendo las
características que desarrollé en el segundo capítulo del Informe-Memoria,
partiendo de las enseñanzas transmitidas en la asignatura
Las comunidades de
aprendizaje como estrategia para la mejora socioeducativa, a la cual asistí
voluntariamente tras la invitación de nuestro coordinador a toda la comunidad
educativa “uconiana”
.
-La cooperación de
diversas instituciones de la sociedad en los centros educativos:
Podríamos solicitar la ayuda de diversos especialistas
para que acudan al centro educativo a intervenir con el alumnado en las aulas.
Además de favorecer una “enseñanza cooperativa”, en algunos casos, y siguiendo
la línea de las “comunidades de aprendizaje”, pueden venir especialistas para
ayudar a que alumnos específicos participen en las mismas actividades que el
resto de sus compañeros, o en general atender a todos y ayudar a desarrollar
las actividades: Psicólogos, pedagogos, monitores socioculturales, monitores de
Educación Especial, voluntarios de organizaciones no gubernamentales, etc.
Pueden cooperar en sesiones específicas de las tutorías lectivas de los grupos
de Educación Secundaria Obligatoria para llevar a cabo proyectos educativos en
torno a un tema en concreto (ej: educación sexual), respondiendo siempre a
todos los interrogantes planteados por el alumnado. Se debe fomentar más la
colaboración de las instituciones en el diseño, desarrollo e innovación del
currículum en cuanto a adaptarlo a la atención de las necesidades del alumnado,
y también implicar más a los equipos de sector para ayudar al profesorado.
También deben permitirse que participen en actividades extraescolares y
festividades puntuales que se desarrollen en el centro educativo, además de
seguir contando con ellas para organizar visitas culturales, excursiones y
otras actividades a nivel didáctico que se desarrollen en la sociedad:
Bibliotecas, museos, polideportivos, ayuntamiento, diputación provincial, etc.
Las
universidades deberían tener un papel importante en los centros educativos.
Además de cooperar en la formación del profesorado a través de diversos planes
formativos (cursos, reuniones científicas, másteres, etc) en los cuales pueden
divulgar sus avances en investigación educativa, puede asistir un profesional
experimentado a evaluar sus propuestas para el Plan Anual de Centro y
asesorarles acerca de sus posibles mejoras, además de resolverles las dudas que
puedan tener.
Las TIC han
posibilitado la creación de grupos de trabajo interinstitucionales, donde
cooperan varias instituciones de diferentes lugares en torno a un proyecto en
común, además de resolverse dudas y aportarse diferentes recursos didácticos.
Tenemos referencias en el Proyecto Agrega o el Proyecto Comenius, donde suelen
cooperar centros educativos de países de la Unión Europea a través de “
eTwinning”,
además de otros proyectos existentes como NING
,
una red social mucho más segura y “formal” que Tuenti y Facebook; los recursos
educativos de RTVE a raíz de su canal Clan TVE
,
el entorno colaborativo “Colabor@” de la Junta de Andalucía para la ayuda a la
formación del profesorado andaluz
,
la web del instituto de Tecnologías Educativas (ITE)
,
el portal educativo “Media Digital Educativa” o MEDIVA en el cual los usuarios
suben vídeos sobre diversas temáticas de educación, tanto experiencias
educativas como novedades en relación con la educación y la comunidad autónoma
de Andalucía, entre otras. Los centros educativos deben adaptar todas estas
innovaciones a su dinámica de trabajo, y verse beneficiadas de ellas sobre todo
a nivel formativo e incluso crear su propia red social a través de, por
ejemplo, un blog en el cual todos pueden aportar noticias u opinar acerca de
dichas noticias y aportaciones, en el sentido de que no resultan ofensivas.
También el desarrollo de proyectos psicopedagógicos en conjunto con otros
centros educativos (además del Proyecto Comenius) es importante para lograr
llevar a cabo una educación de calidad y que el alumnado desarrolle sus
competencias básicas, además de sus propias escalas de valores adecuadas para
desenvolverse en la sociedad.
-La cooperación del alumnado
en el centro educativo:
Al igual que
los padres, es importante que al final de cada trimestre se les pase una
encuesta de satisfacción a nivel individual, con cuestiones acerca de la
planificación y funcionamiento del centro educativo, además de llevar a cabo en
la hora de tutoría lectiva un grupo de discusión acerca de estas cuestiones, en
donde el profesor-tutor sea el moderador del debate y recoja las conclusiones
en un cuaderno o en una grabadora de sonido. Entre algunas cuestiones que
pueden debatirse, se encuentra la programación de las diferentes asignaturas,
las actividades realizadas, la conducta del profesor-tutor y otros docentes,
cómo han sido atendidas sus necesidades educativas, las relaciones entre los
compañeros, etc, además de plantear las posibles propuestas de mejora
pertinentes.
A principios
de curso, es importante que se lleve a consenso las normas y valores que
defendamos en nuestro grupo-clase, al igual que pensar las correspondientes
sanciones que emplearemos cuando éstas no se cumplan. Es una manera de motivar
al alumnado a comprometerse con lo que ellos mismos han pautado, al igual que
reflexionar acerca de lo importante que es cumplir esas normas y valores, las
cuales deben justificarse entre todos a la hora de establecer el consenso.
Dentro del aula, deben trabajarse diversas técnicas de resolución de conflictos
para cuando se dé el caso, de manera que todo el grupo-clase participe en su
resolución y que, finalmente, los “participantes” de dicho conflicto
reflexionen sobre su conducta (incluyendo sus propios compañeros a través de su
participación en el proceso de resolución), y en su caso llegar a un acuerdo.
En lo que se
refiere a la atención a las necesidades educativas y al desarrollo de las
actividades dentro del aula, en algunos centros educativos se están llevando a
cabo programas de “alumnos-tutores”. Son alumnos que reciben un asesoramiento
formativo a cabo del Departamento de Orientación para que ayuden a sus docentes
en la atención a las NEAE de los alumnos, además de resolverles dudas,
facilitarles la accesibilidad al currículum, aprender a usar las TIC de manera
que luego ayuden a sus compañeros, etc, desarrollándose la técnica de la “tutoría
entre iguales”. Pueden ser alumnos que se dediquen a cooperar en su propia aula
o aquellos que tengan alguna hora libre a la semana (por ejemplo, alumnos que
no se hayan matriculado en el área de Religión y no haya una alternativa
definida), y durante esa hora de clase se dedican a ir a alguna clase
específica a ayudar al docente.
En cuanto a la
figura de los “delegados”, deberían tener un papel más activo en la preparación
de actividades y gestión de su grupo-clase. Debe aportar datos acerca de las
necesidades de sus alumnos, conflictos que hayan sucedido, dificultades que
tengan con las diferentes asignaturas, etc, entre otras posibles cuestiones,
además de asistir siempre a todas las sesiones de evaluación, voluntariamente a
sesiones del Consejo Escolar y ayudar a resolver conflictos sucedidos en el
aula. El centro educativo debe fomentar en el alumnado la confianza para que
transmitan todas sus quejas de cualquier tipo, en vistas a mejorar el proceso
educativo y la convivencia. Es similar a la Unidad de Garantía de Calidad de
nuestro Máster, siendo los delegados los representantes del alumnado en dicha
unidad.
-La coordinación entre
docentes:
Es fundamental
que se aumente la coordinación entre ellos y se eliminen las conductas
individualistas, entendiendo “individualismo” no como la capacidad autónoma de
llevar a cabo una tarea, sino como el aislamiento y la negación a recibir
cualquier tipo de ayuda: “
ésta es mi aula y estos son mis alumnos y nadie
más entra”. Sería estupendo que, a nivel estatal, existiese la posibilidad
de llevar a cabo un currículum integrado en Educación Secundaria Obligatoria,
en donde los docentes de diferentes áreas coordinasen diversas actividades en
conjunto (García Vallinas, 2003). Los resultados de llevar a cabo actividades
conjuntas que engloben más de una materia y la labor de dos o más docentes
suelen ser muy positivos si lo planificamos de manera adecuada. En la Facultad
de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba tenemos un ejemplo de
actividad de colaboración entre el profesorado de las áreas de
Métodos de
Investigación en Educación y
Educación especial, en el que sus
alumnos desarrollaron un proyecto de investigación e intervención en ámbitos
reales de Atención a la Diversidad, partiendo de los conocimientos adquiridos
en ambas asignaturas y siendo tutorizados por el profesorado de ambas materias
e incluso contando con la colaboración de otros profesionales, como centros
educativos de Córdoba que participaron en la tarea. Este es un ejemplo de
actividad cooperativa entre centro educativo e instituciones del entorno que
conecta significativamente con las reflexiones que estoy transmitiendo en este
apartado
.
También sería
interesante formar varios grupos cooperativos de aprendizaje en cada centro
educativo, a nivel de “comunidad de aprendizaje”, formado por docentes
diversos, cada uno con su especialidad y a su vez sus propias potencialidades y
dificultades, de manera que entre todos se ayuden mutuamente. Podrían
establecerse grupos en donde, una vez cada semana, se reúnan una tarde en la
sala de profesores del centro educativo para debatir algún problema que les
haya surgido, analizar avances que están cosechando con alguna intervención
psicopedagógica específica, diseñar algunas propuestas de mejora a raíz de los
resultados obtenidos en la evaluación de centro, o incluso entre todos
investigar acerca de alguna temática y compartir los descubrimientos hallados
(por ejemplo, acerca del uso de los blogs en las aulas y programar alguna
experiencia en común para llevar a cabo con sus alumnos). Existan diversas
experiencias de grupos de trabajo en algunos centros (por ejemplo, un grupo de
trabajo dedicado al desarrollo de actividades con programas de lenguaje de
autor, como el centro educativo del estudio de caso en el que participé el año
pasado), y en el estudio algunos de los profesores participantes afirmaron
encontrarse en un grupo de trabajo (ej: trabajo cooperativo). Fomentar aquí los
GAEP podría ser muy útil para lograr mejorar la coordinación entre docentes.
Todos los
centros educativos deberían incorporar el “Índice de inclusión” en su
evaluación de centro, el cual resulta desconocido para nuestro profesorado,
dados los resultados. Para ello, el CEP, en colaboración con el Departamento de
Orientación, debería realizar un taller de asesoramiento para todo el
profesorado, en el cual se les explicará el objetivo del índice de inclusión,
la importancia de conseguir una educación inclusiva, la fase de implantación,
de exploración y análisis, la propuesta de elaboración de un plan de desarrollo
de la escuela con una orientación inclusiva, la implementación de aquellos
aspectos susceptibles de desarrollo, la revisión continua del proceso llevado a
cabo, ...Podría llevarse a cabo una primera experiencia piloto en el centro
educativo, contando con el continuo asesoramiento del CEP, y al final de la
experiencia un miembro del CEP iría a las sesiones de evaluación de los
resultados obtenidos en el “Índice de inclusión”, y además de aportar
sugerencias para mejorar los resultados, analizaría el proceso que ha seguido
el profesorado con la implantación de este instrumento y cómo mejorar para el
próximo curso.
Essomba (2007)
planteó unas propuestas interesantes que pueden ser útiles para favorecer una
organización de centro intercultural. Entre las acciones estratégicas, planteó
crear un Consejo de Actualización Curricular para diseñar el currículum a raíz
de las necesidades diagnosticadas, favorecer que otras instituciones de la
sociedad cooperen en la transformación del currículum (actualización
curricular, diseño de proyectos didácticos, impartir algunas sesiones de clase,
etc), permitir que los miembros de la comunidad educativa consulten el Proyecto
Curricular de Centro “online” y aporten sugerencias, que el centro educativo
lleve a cabo acciones comunitarias en su sociedad para favorecer la inclusión
social de sus alumnos (causas medioambientales, atención a personas mayores y/o
enfermas, dinamización cultural, etc); diseñar una “red de centros “ en donde
todos los centros educativos de una misma zona se comuniquen, compartan ideas y
recursos, conozcan nuevos “colegas” (alumnos, docentes, etc), reflexionen sobre
diversos temas que les afecten, planifiquen proyectos de acción comunitaria
sobre la sociedad, etc. También resulta interesante la propuesta del mismo
autor para crear un departamento de producción cultural en cada centro, de
manera que divulguen y diseñen productos pertenecientes a diversas culturas.
Finalmente,
podríamos llevar a cabo un modelo de dirección alternativo que permite promover
la participación de todo el profesorado en la organización y gestión del centro
educativo: El modelo de “dirección funcional” (Beltrán, 1994). Consiste en que,
como el centro educativo desarrolla diferentes tareas dentro del campo de la
dirección y gestión de éste, cada docente cumple alguna de esas tareas, en la
que se sienta más especializado, y todos opinan y colaboran con él en esa
tarea, no tiene esa persona la última palabra en esa función que desarrolla. No
hay una ideología rígida debido a que son todos directores. El consenso es
fundamental y entre todos construyen su cultura escolar. Analicemos sus
ventajas:
-
Los docentes tienen unas habilidades determinadas, y si dichas
habilidades son aprovechadas y reconocemos la labor que ejecuta, podemos
garantizar una buena motivación en nuestros docentes a la hora de ejercer su
labor, ya que se sienten útiles dentro del centro educativo, ven que se les
valora como profesionales y así, al acostumbrarse a adquirir ciertas responsabilidades,
hace que maduren profesionalmente y tomen iniciativas.
-
Aprenden habilidades de gestión que luego aplican para
gestionar todo lo relacionado con su clase: Bases de datos, documentos
importantes, programaciones, temporalizaciones, justificantes, etc.
-
Creación de una comunidad de aprendizaje, en donde
intercambien opiniones sobre cómo poder llevar mejor a cabo una tarea para que
obtengan resultados más satisfactorios, resolviendo los problema surgidos y
haciendo que el ambiente en el centro educativo sea agradable.
-
Se fomenta más la investigación y el análisis de la realidad
escolar, y la reflexión y toma de decisiones para el cambio, pudiendo
evolucionar la cultura escolar continuamente y favoreciendo el aprendizaje de
los docentes.
-
Puede potenciarse sin problemas que los alumnos opinen sobre
el centro educativo y su marcha, sus normas, ... en general, sobre su
organización escolar. Además, se les inicia a que valoren y obtengan una
actitud democrática y participativa, esencial para el funcionamiento de la
sociedad. Sus aportaciones hacen reflexionar a los docentes y les lleva a
negociar y llegar a un consenso sobre lo que han propuesto. Esta actitud por
parte de los docentes sirve de ejemplo para sus alumnos, como modelos a seguir.
-
Cada docente tiene más tiempo para ocuparse de su grupo-clase
y de preocuparse más por el proceso de enseñanza-aprendizaje y no solamente
estar pendiente de tareas burocráticas y administrativas. Esto le permite tener
mayor disponibilidad para diagnosticar necesidades educativas en sus alumnos.
-
Implica más a los padres para intercambiar puntos de vista y
reflexionar entre todos la toma de decisiones a raíz de lo que se haya
debatido. Al no haber una ideología cerrada entre ellos, las familias pueden
realizar sus propias propuestas y hacer reflexionar a los docentes. Se favorece
que los docentes entiendan los problemas que tienen las familias y los alumnos
e intentan atenderlos lo más satisfactoriamente posible.
Intervención para reducir los síntomas del malestar docente
Si antes hablamos de la formación del profesorado, de estrategias didácticas y de la organización del centro escolar en base a conseguir una educación inclusiva, ahora trabajaremos un aspecto más psicológico: El síndrome de Burnout o "del profesor quemado":
Entre las futuras líneas de investigación, planteé profundizar más acerca de los factores que inciden en el aumento de los síntomas de malestar docente entre el profesorado. En el supuesto de que se llevase a cabo, para favorecer que el profesorado mantenga una actitud positiva para desarrollar sus funciones, podríamos intentar conseguir lo siguiente:
- Más apoyo al profesorado por parte de los medios de comunicación. Dar a conocer más ejemplos de experiencias positivas que se estén llevando a cabo en los centros educativos, el esfuerzo del profesorado por atender al alumnado y educarles adecuadamente y reducir el índice de fracaso escolar del país, etc, incluyendo mejorar la imagen que tienen las titulaciones sobre educación en la sociedad, subestimadas por todos los ciudadanos.
- Flexibilizar el currículum para que el profesorado pueda adaptarlo a raíz del contexto de su aula educativa. Darles la oportunidad de diseñar su propia programación didáctica utilizando aquellos recursos didácticos que crea oportuno, sin verse sometido a la “autoridad” del libro de texto.
- Aumentar el número de docentes por aula o incluso reducir el ratio de alumnos por aula.
- Solicitar más apoyo a las familias y que decidan cooperar en las intervenciones que planifiquemos para sus hijos, además de acudir a todas las reuniones y tutorías y ayudar al docente en la atención a las necesidades de sus hijos y en su proceso educativo.
- Cambiar las leyes educativas de forma que el profesorado pueda tener una mayor autoridad ante sus alumnos, para así reaccionar adecuadamente y a tiempo ante las conductas disruptivas que presente el alumnado. Debe tener la suficiente libertad como para aplicar aquellos castigos que resulten más significativos, en el sentido de que permite hacer reflexionar al alumnado acerca de su conducta.
- El Estado debería aumentar la financiación dirigida al Sistema Educativo, sobre todo en aquellos contextos que se encuentran en riesgo de exclusión social. Facilitar la adquisición de recursos para favorecer la inclusión social y educativa de los alumnos: ordenadores, conexión a Internet, libros de texto, pizarras digitales, materiales para educación física, etc. También deberían diagnosticarse todas las carencias que presenta el contexto y llevar a cabo un proyecto de intervención en el cual se lleva a cabo la construcción de aquellos recursos de los que carece: Bibliotecas, centros culturales, asociaciones, polideportivos, parques, etc.
Ahora algo a comentar en relación a las anteriores entradas:
Todas estas propuestas son orientaciones, puesto que deben ser adaptadas en cada centro educativo a raíz de sus propias necesidades. Siempre habrá centros educativos, por ejemplo, en los cuales la participación de las familias sea mayor que en otros, según el contexto sociocultural y económico en el que nos encontremos. Se trata de seguir avanzando y que los miembros de la comunidad educativa se impliquen y entre todos planifiquen una serie de medidas que favorezcan la inclusión educativa del alumnado. Es importante que el profesorado, con ayuda de los demás, aprenda a diagnosticar cuáles son sus necesidades para llevar a cabo la educación inclusiva, tanto en recursos o flexibilidad por parte del sistema educativo, como aquella formación específica que necesita para saber afrontar los nuevos retos que le deparan cada día, a raíz de los continuos cambios que surgen en la sociedad. Si todos nos concienciamos de la importancia de lograr una inclusión social e inclusiva, podremos avanzar positivamente.